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Un hombre con un cigarrillo, frente a la entrada del área de hospitalización en el HUCA. MARIO ROJAS
Siguen los malos humos en los hospitales

Siguen los malos humos en los hospitales

Siete años después de su implantación, la ley Antitabaco no se cumple en los centros sanitarios

EUGENIA GARCÍA

GIJÓN / OVIEDO.

Lunes, 3 de septiembre 2018, 03:24

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En la puerta de urgencias, en la entrada de consultas externas y en el aparcamiento. Basta recorrer algunos metros de cualquiera de los hospitales asturianos para constatar que, siete años después de su implantación, la prohibición de fumar en las áreas hospitalarias aún no ha calado del todo. Es habitual ver a alguien fumando un cigarrillo.

«Estoy al aire libre». Este es uno de los argumentos que esgrimen quienes no parecen darse por aludidos por la ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo. Esta normativa, que endureció la aprobada en 2005, prohíbe explícitamente fumar en «los espacios al aire libre o cubiertos» de los recintos, servicios o establecimientos sanitarios. De su interés en preservar el anonimato y el nerviosismo cuando son preguntados, cigarrillo en mano, acerca de esta cuestión, se podría concluir que el problema no es de desinformación. Gran parte de quienes fuman en estos lugares prohibidos ignoran la norma deliberadamente.

Las claves

  • Endurecimiento. La ley 42/2010 modifica la de medidas sanitarias frente al tabaquismo aprobada en 2005.

  • Prohibición de fumar. En «centros, servicios o establecimientos sanitarios, así como en los espacios al aire libre o cubiertos comprendidos en sus recintos». Amplía así la normativa anterior, que únicamente hacía referencia al interior de estos centros.

  • Distancia. El texto no especifica cuánto hay que alejarse para poder fumar, pero prohíbe hacerlo dentro de todo el recinto, lo que incluye aparcamientos y jardines.

Y tampoco son solo los usuarios o pacientes quienes incumplen la ley, cuya infracción conlleva una multa que puede ir desde los 30 a los 600 euros. En el HUCA, tanto en la zona de recepción de ambulancias como en el helipuerto o en el aparcamiento de rehabilitación, personal de bata blanca se esconde para apurar un cigarrillo y colillas -y hasta improvisados ceniceros- chocan con las señales pintadas en el suelo y los carteles colocados en las puertas. «Nos tenemos que ir casi a la carretera, lo cual es imposible si estás trabajando», justifica un enfermero.

«Es una guerra continua con la que llevamos diez años, ya desde el antiguo hospital, donde por meter miedo el personal de seguridad mandaba identificarse. Ahora no hay control alguno», lamenta Carlos Vázquez, delegado de prevención del sindicato Sicepa, para quien el problema es la falta de concienciación.

Recuerda que más de una vez se han llevado «sustos» por el incumplimiento de esta normativa. «Al menos en dos ocasiones sendos usuarios que salieron a tomar el aire sufrieron un ataque de asma que requirió nebulización a causa del humo del tabaco, por no hablar de las falsas alarmas de incendio que activan los que fuman en las habitaciones», reprocha.

El humo del tabaco ajeno, dicen los estudios, es responsable de una de cada ocho muertes relacionadas con esta causa. En el Hospital de Cabueñes, donde «para echar un cigarrillo te tienes que ir prácticamente al tanatorio», los lugares más discretos son las proximidades de la cocina y la lavandería, pero los fumadores más descarados se sitúan en la misma puerta. «Es un tema muy complicado de gestionar porque lógicamente las competencias de vigilancia y, en su caso, penalización no son nuestras», explica el gerente, Miguel Rodríguez. Si bien reconoce que «la gente fuma en el entorno hospitalario y no se puede ser parcial con este problema», advierte de que «la responsabilidad, tanto de trabajadores como de pacientes, es personal».

Los primeros, dice, «saben que si quieren fumar, siempre que las necesidades asistenciales lo permitan, deben salir del recinto. En caso de que incumplan la norma se les abre un expediente disciplinario». Lo complicado es «convencer a los usuarios» que disponen, señala, de una consulta antitabáquica a su disposición en el servicio de neumología.

Campaña de la consejería

A la deshabituación tabáquica están dirigidas algunas de las medidas que se ponen en marcha en las distintas áreas sanitarias, indican en la Consejería de Sanidad. También están centradas en informar, tanto a trabajadores como a usuarios y pacientes, sobre la prohibición a través de carteles, dípticos y señales. Asimismo, indica, «el personal de seguridad se ha implicado en recordar la prohibición y explicar a los fumadores que deben hacerlo fuera del recinto».

Pero, ¿es efectiva una ley que, a juzgar por ese 2% de la población que asegura verse afectada por el tabaquismo pasivo en los lugares públicos, parece no cumplirse? Según Manuel Martínez, neumólogo del avilesino Hospital San Agustín, sí.

«En 1975 fumaban dos tercios de los varones mayores de 15 años. A día de hoy, son poco más del 25%». «Lógicamente» influyen la información y el conocimiento de los efectos nocivos, pero también la legislación ha contribuido y esa caída de 40 puntos «ya se traduce en salud».

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