La subida de 3.695 extranjeros en un año atenúa la caída de población

La llegada de personas sin nacionalidad española a Asturias siguió matizando el desplome poblacional de la región a lo largo de los doce meses de 2019, según se puede comprobar en el Padrón Continuo a fecha de 1 de enero de 2020, que ayer hizo oficial el Instituto Nacional de Estadística. Este documento confirma que a dicha fecha, en Asturias vivían 1.018.784 personas, 4.016 menos que un año antes, si bien hay una tendencia marcadamente diferente entre lo que ocurre con los nacionales y con los extranjeros. Mientras los primeros siguen descendiendo en número, fundamentalmente por el claro decrecimiento vegetativo de la región, los segundos crecen a un ritmo equiparable de lo que ocurre en la media de todo el país.

Así, los residentes en Asturias con nacionalidad española eran, el 1 de enero de 2020, un total de 973.463 personas, 7.711 menos que un año antes, con una bajada de cerca del 0,8%, mientras que los vecinos de Asturias de origen extranjero pasaron en esos doce meses de ser 41.626 a 45.321, con un crecimiento de 3.695, cercano en este caso al 8%.

Es ya una situación estructural el grave envejecimiento de la población asturiana, a la cabeza de Europa en este apartado. Esto se basa en dos aspectos. El primero, positivo, la alta esperanza de vida que los asturianos tienen al nacer, superior a los 84 años. El segundo, una persistente disminución de la natalidad, que durante el último año ni siquiera ha llegado a los 5.000 nacimientos, a falta de cerrarse las cifras oficiales. Contrasta con el crecimiento de la población inmigrante, que además de ayudar a evitar un declive poblacional aún más rápido, está contribuyendo a frenar el envejecimiento global.

Sin ser perfecta, la pirámide poblacional correspondiente a los extranjeros residentes en Asturias presenta características mucho más saludables, desde el punto de vista sociológico: del total de 45.321 extranjeros en Asturias, 34.876 están entre los 20 y los 64 años. Es el 76,96% de la franja de edad en la que en teoría se concentra la fuerza de trabajo, lo que contrasta con un porcentaje casi 20 puntos inferior para la población de nacionalidad española que reside en Asturias, de la que solo el 58,4% está en edad laboral. Por contra, apenas el 5,13% de los extranjeros (2.340) superan la clásica edad de jubilación, frente a un 27,14% (264.177 personas) en el caso de los oriundos. El envejecimiento de Asturias es de tal calibre que ya supera el 26,5% de mayores de 65 años que el INE prevé para la media de todo el Estado para 2035.

Sin que los extranjeros tengan un nivel de natalidad destacable, sí que tienen un mayor porcentaje de su población entre los 0 y los 19 años; un 17,89% (8.105 personas) frente al 14,46% de los españoles residentes en Asturias (140.752).

En el global de España ocurre algo parecido, si bien los nacionales españoles aún no han comenzado a decrecer. A 1 de enero de 2020, los habitantes del país eran 47.431.256, lo que supone un 0,9% más que doce meses antes, tras incrementarse la población en 424.587 personas. Pero la población oriunda en el país es de solo 42.016.642 personas, con un crecimiento exiguo en dichos doce meses, del 0,07%, mientras que los inmigrantes son los que hacen que el país mantenga el tipo demográfico, al llegar a los 5.434.153 vecinos de España de nacionalidad extranjera, con un incremento a lo largo de 2019 del 7,89%.

Estas cifras las publica el INE siempre con un año de retraso. A lo largo de 2020, el incremento de la mortalidad ha sido notable en toda España, mientras que no parecen haberse registrado modificaciones sensibles en el apartado de nacimientos, de forma que cuando en enero de 2022 se conozcan las cifras oficiales de enero de 2021, es muy factible que estas marquen un descenso por razones vegetativas que la inmigración, por otra parte, no habrá podido paliar, dado que la movilidad entre regiones y entre países se ha restringido intensamente a lo largo de 2020.