Los trenes de cercanías de Asturias son los que más vacíos circulan de todo el país
El contrato que financia su déficit expirará en el 2027. Asturias al Tren advierte de que sin reformas después de esa fecha llegarán recortes
Cada vez menos asturianos utilizan las cercanías y la reacción de Renfe es la de mantener el mismo volumen de frecuencias. Esto es así porque la operadora tiene detrás un contrato que la obliga y a la vez la salva, pero que también tiene fecha de caducidad. Por partes.
En diciembre de 2017 el Consejo de Ministros declaró las Obligaciones de Servicio Público. Eso supone que detalló qué volumen de trenes quiere en cada línea. Para garantizarse esas frecuencias, suscribió con Renfe un contrato que cubre el periodo 2018-2027, en virtud del cual la administración se hace cargo del déficit económico que generen los servicios que le demanda.
Para Asturias, el contrato fija que en cada día laborable la línea C-1 Gijón-Oviedo-Puente de los Fierros tendrá 86 frecuencias, la C-2 El Entrego-Oviedo estará cubierta por 38 trenes y la C-3 Llamaquique-San Juan de Nieva por 72. En el núcleo de ancho métrico (el de Feve) el ministerio pidió seguir con lo que había, esto es, con 72 circulaciones en la línea Gijón-Cudilleo (F4), 42 en Gijón-Laviana (F5), 73 en la Infiesto-Oviedo (F6), 63 entre Gijón y San Esteban de Pravia (F7) y 33 de Baiña a Collanzo (F8).
Transportes se abrió en 2017 a reformar los horarios si el Principado hacía una propuesta que «mantiene paralizada»
El despliegue repite lo que ya había sin mucho miramiento y ocasiona disfunciones, como por ejemplo que en un fin de semana Feve mueva entre Gijón y Avilés más trenes de los ofrece el tramo con más demanda, esto es, el Gijón-Oviedo de ancho convencional.
El contrato, queda dicho, fijó esa cartelera y la blinda económicamente hasta 2027. Antes del acuerdo, en 2017, Renfe vendía con esa malla de horarios 6,8 millones de billetes, algo que quedaba lejos de cubrir costes. En 2020 no pasó de los cuatro millones, en un declive que la pandemia acentuó, pero que ya estaba ahí.
El problema en Asturias es que ese retroceso deja al núcleo en una posición crítica. Las últimas cuentas presentadas por Renfe, las del año 2020, tienen un balance en el que detalla el resultado de los servicios que tienen al Estado detrás cubriendo el déficit. Ahí la operadora indica que antes de la pandemia en Asturias los trenes financiados con dinero público llenaban el 15,7% de las plazas, cuando en el resto de núcleos el promedio era del 34,1%. En 2020 las restricciones contra el covid hundieron a todos, de forma que en Asturias esos trenes solo aprovecharon el 11,1% de sus asientos, siendo del 20,4% el resultado en el resto.
Es decir, las cercanías son deficitarias pero en Asturias el desequilibrio entre oferta y demanda crece. Por ahora la deriva no tiene consecuencias pues, como queda dicho, el contrato entre la Administración General y Renfe cubre el agujero económico, pero las cosas cambiarán en 2027.
Dinero para otros usos
Las nuevas reglas financieras de las cercanías las está definiendo el anteproyecto de ley de movilidad sostenible que impulsa el ministerio. El borrador advierte de que el tren «no puede ser la mejor solución para territorios de baja densidad de población. Ninguna sociedad puede permitirse financiar con dinero público trenes que vayan vacíos, porque ello tiene un coste de oportunidad (el dinero se podría dedicar a mejores usos para la ciudadanía)». En base a ello diseña un sistema que, a más tardar en 2027, supondrá que cada frecuencia financiada con dinero público debe superar un examen económico y una auditoría para ver si compensa.
El colectivo Asturias al Tren lo tiene claro, y está empezando a movilizarse al entender que o se reforma ya el servicio para recuperar clientes o el futuro es claro: «En 2027 habrá cierres parciales de líneas si no hay reforma horaria, inversiones productivas y duplicaciones de línea».
Esta asociación defiende que una reforma de los horarios, potenciando los servicios semidirectos entre los puntos con mayor demanda, lograría revertir la tendencia sin coste alguno. El ministerio se abrió a ello en 2017 si el Principado le hacía una propuesta y en Asturias al Tren llegaron a confeccionar una. A su juicio el Principado «mantienen paralizada irresponsablemente» esa reforma.
El colectivo estima que las zonas más expuestas a recortes son el tramo Lena-Puente de los Fierros en ancho convencional y el eje Oviedo-Trubia-Grado-Pravia-San Esteban dentro del ancho métrico. «Su escenario es negrísimo», avanzan.
