Un grupo de jóvenes inmersos en sus dispositivos móviles, sin interactuar entre ellos. Iosu Onandia
Salud mental y redes sociales

Uno de cada tres jóvenes hace «un uso compulsivo de las redes sociales»

La conexión permanente es dañina para la salud y provoca trastornos mentales que disminuyen el rendimiento y la productividad

Soraya Pérez

Gijón

Sábado, 25 de octubre 2025, 23:03

En un mundo cada vez más digitalizado resulta inevitable la utilización de las redes sociales. Sin embargo, una exposición excesiva a éstas puede ocasionar ... un impacto negativo, especialmente en los adolescentes, que son el colectivo «más vulnerable», debido a que aún está desarrollando su identidad y personalidad.

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Esta afectación abarca un gran número de problemas de salud mental como ansiedad y depresión, baja autoestima por comparaciones irreales, acoso cibernético, y alteraciones del sueño debido a la luz de las pantallas. También pueden afectar negativamente al rendimiento académico y alejar a los jóvenes de actividades físicas, familiares y sociales en la vida real.

Según el estudio realizado en 2023 por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad de España: 'Impacto del aumento del uso de Internet y las redes sociales en la salud mental de jóvenes y adolescentes' existe un 11,3% de españoles entre 15 y 24 años que «hacen un uso compulsivo de redes sociales». Este porcentaje sube al 33% en el caso de tener entre 12 y 16 años. Un problema que se traduce en posibles trastornos mentales que disminuyen el rendimiento y la productividad. Esta realidad la confirma la psicóloga general sanitaria especializada en atención temprana y desarrollo infantil, que trabaja en la empresa Baeza Psicología y Formación, en Gijón, Vanesa Llamedo Espina, quien constantemente atiende en su consulta a adolescentes con problemas derivados del mal uso de las redes sociales.

«Las redes sociales de base no son negativas. Creo que es fundamental distinguir entre cómo, cuánto y para qué se usan, porque es ahí donde éstas pueden llegar a ser beneficiosas o perjudiciales», explicó Llamedo.

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Añadió que «su impacto en la sociedad está condicionado por una serie de factores de índole personal, social y contextual como son la edad, el contenido, el tiempo de uso, la supervisión… Cuando esto no se gestiona de manera consciente es cuando pueden llegar a ser dañinas para la persona», subrayó.

Vanesa Llamedo asegura, además, que la primera infancia y la adolescencia son etapas «de gran vulnerabilidad» tanto cognitiva como emocionalmente hablando, debido a que el cerebro aún se está formando al igual que la personalidad, la búsqueda de identidad y el sentimiento de pertenencia social. «Es cierto que se trata de un grupo más susceptible a poder padecer algún problema de salud mental ocasionado por las redes, pero, eso mismo también puede ocurrir con la población más adulta. Con lo cual, sería interesante que este mensaje hiciese eco por su relevancia en la salud mental, dejando la variable edad de los usuarios en un segundo plano», indicó la psicóloga asturiana.

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Llamedo ha visto, con preocupación, que «un porcentaje alto» de los pacientes que atiende en consulta presenta problemáticas que están relacionadas, directa o indirectamente, con el mal uso de las redes sociales, «especialmente de Instagram y Tik-tok». Para ella, este incremento es «un daño colateral en cuanto a la salud mental de la sociedad en general. Aunque la franja generacional que las usa cada vez se está volviendo más difusa, es decir, los adultos también son consumidores de redes sociales», dijo.

Principales efectos negativos

La psicóloga general sanitaria especializada en atención temprana y desarrollo infantil explica que el uso inadecuado o excesivo de las redes puede llegar a contribuir a la aparición de un amplio abanico de problemas de salud mental, «especialmente si se combina con factores de vulnerabilidad tales como la falta de supervisión, la baja autoestima, el aislamiento social o el ciberacoso. Considero que los más comunes vienen siendo la ansiedad, la depresión, la distorsión de la imagen corporal, los trastornos del sueño, los trastornos de la conducta alimentaria, las adicciones, los trastornos por déficit de atención e hiperactividad y los trastornos de conducta».

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Estos problemas de salud mental se relacionan, según Vanesa Llamedo, «con el tiempo invertido en las redes, donde existe una exposición y comparación constante, se muestra una imagen de vida perfecta y se buscan respuestas y validaciones inmediatas», explicó a este periódico.

Añade que inconscientemente se cae en «un individualismo y aislamiento social, se fomenta la autocrítica excesiva de la imagen corporal y el rendimiento escolar puede llegar a decaer por el impacto negativo en la concentración, la atención y la memoria. Además, la difusión de contenido carece de control y muchas veces de criterio, las interacciones se basan en 'no perderse nada', en la rapidez», dijo.

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Sin embargo, esta psicóloga asturiana considera que la solución no pasa por la prohibición. «Considero que no se trata de prohibir, ya que, en la sociedad actual sería inviable llevarlo a cabo de una forma funcional. Lo idóneo sería aprender a autocontrolar conscientemente su uso en cuanto al tiempo invertido, el contenido al que se accede y se expone y el alcance de la información», destacó Llamedo.

Recomendaciones de uso

Vanesa Llamedo recomienda especialmente «una buena base en psicoeducación», ya que, «no olvidemos que los más pequeños aprenden por imitación». Por lo cual, «es importante que tanto sus figuras de referencia como ellos sean conscientes de los riesgos asociados al mal uso de las redes, mencionados anteriormente», indicó.

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Añadió que «mi recomendación principal se basaría en combinar un equilibrio entre la edad mínima para usar las redes junto con limitar el tiempo frente a las pantallas, a través de acuerdos (con los adolescentes, principalmente)», subrayó.

Por último, Llamedo recuerda la importancia de establecer. entre padres e hijos, «una comunicación asertiva donde prime el diálogo y la confianza. Esto permite vivir en el presente priorizando actividades de calidad cara a cara. Y, por supuesto, evitar su uso antes de dormir», concluyó la psicóloga general sanitaria especializada en atención temprana y desarrollo infantil, que trabaja en la empresa Baeza Psicología y Formación de Gijón.

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