«Si un joven llega a la universidad y no es capaz de hacer las cosas solo, hay un problema»
«Protegemos a los hijos demasiado. Lo hacemos con buenas intenciones, pero con malos resultados»
Es catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Oviedo, miembro del Grupo de investigación ADIR (Grupo de Aprendizaje Escolar, Dificultades ... y Rendimiento Académico). osé Carlos Núñez Pérez, exdecano de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, analiza en esta entrevista qué está ocurriendo para que centros universitarios como las facultades de Educación de Oviedo o Granada hayan tenido que plantarse y dejar claro a los padres que sus hijos son mayores de edad y, por lo tanto, responsables (legalmente, sobre todo) de hacer sus trámites y consultar sus datos.
Núñez considera, basándose en su propia experiencia, que son casos «aislados». No obstante, la situación es un síntoma más de que «algo estamos haciendo mal» con nuestros hijos.
-¿Usted también ha visto a padres en la facultad ayudando a los hijos?
-En mi etapa como decano, sí. He visto a madres, padres o incluso a los dos, con su hija, acudir a protestar por algo. Y la hija, mientras, callada. Y en Administración, por ejemplo, padres que no se fiaban mucho y querían saber las notas del hijo... Pero si cada año entran 120 alumnos nuevos y hay tres casos así, eso no es norma.
-¿Pero es un síntoma?
-Algo estamos haciendo mal. Los jóvenes cada vez son menos autónomos. Aunque el tema tiene muchas aristas. Tiene una arista social, por ejemplo, que tiene que ver con el nuevo modelo de sociedad. Hemos pasado de un modelo más dictatorial, tanto en el sentido político como en el parental, en el que los padres decían y los hijos obedecían, a otro modelo de 'dejar hacer...' Cuando vamos a las escuelas, por ejemplo, los profesores lo explican: que prefieren no decir nada a los niños porque si les riñen puede presentarse Inspección porque los padres han presentado una queja. Eso tiene un efecto muy malo: el profesor deja de implicarse.
-¿Qué es lo que estamos haciendo mal?
-Queremos proteger a nuestros hijos hasta el infinito. Yo lo comparo con la etapa de bebés, cuando empiezan la Educación Infantil. Hasta entonces han estado en una burbuja y su sistema inmune está sin desarrollar. Pero tiene que empezar a desarrollarse. Les queremos tanto que no queremos les pase nada y, con eso, impedimos su desarrollo.
-Querer mucho no es sinónimo de querer bien.
-Efectivamente. Todos los estudios lo dejan claro: la mayor forma de educar es intentar ayudar a los niños y a los jóvenes a que desarrollen dos cuestiones que son fundamentales. Por un lado, la confianza con los padres para pedir ayuda cuando lo necesitan. Y, por el otro, la autonomía. El objetivo es que cuando sean adultos sean capaces de tomar decisiones por ellos mismos. Pero, para que eso ocurra, tienen que aprenderlo, desarrollar ese sistema inmune que decía. Si no, ni siquiera aprenden a defenderse.
-¿Cree que les tratamos como adultos para unas cosas (tienen móvil, salen solos, manejan dinero) pero como niños para otras?
-Totalmente. Yo entiendo a esos tres, cuatro o cinco padres que van a la Universidad, que creen que sus hijos no son capaces solos, o que desconfían de ellos... pero no es la mejor manera. Si han llegado a la Universidad sin ser capaces de hacerlo solos hay un problema. Es una cuestión social, creemos que lo mejor para nuestros hijos es dárselo todo, pero no es así... Imagina que tienes un hijo vago. Un día te dice 'Ay mamá, estoy muy cansado, ¿por qué no me pelas tú la manzana?' Y tú, como buena madre, que prefiere que coma la manzana, se la pela. Pero el niño sigue. 'Ay mamá, ¿Por qué no me la masticas tú?' Y tú prefieres que se alimente, y lo hace. Pero, ¿quién ha adquirido habilidades? ¿Quién se ha alimentado? La madre, no el hijo.
-¿Ese comportamiento de los padres ha empezado en determinadas generaciones?
-Sí, sí. Quizás en generaciones que lo han pasado mal antes y no quieren que sus hijos pasen por eso. Es cierto que los hijos no tienen que pasar penalidades, pero sí por situaciones que les obliguen a ser responsables. Les protegemos demasiado, lo hacemos con buenas intenciones, pero con malos resultados. Les tenemos en la burbuja y cuando llegue el virus...
-La situación en la Universidad puede ser una anécdota, pero entiendo que es algo que tiene otras muchas consecuencias.
-Muchísimas, en todo y para todo en la vida. ¿Van a ir los padres a bailar con la novia de su hijo? Tienen que aprender a ser adultos. Hay cosas que aprendes de manera natural. Cuando son bebés no les dejamos solos porque sabemos que no podemos. Poco a poco, vamos soltando la mano. Cuando empiezan a caminar, les animas a que hagas unos metros más. No podemos caminar por ellos.
-¿Se ha alargado la etapa de la adolescencia?
-No, la adolescencia dura lo mismo, pero pasa sin que hayan desarrollado las habilidades para ser adultos. Lamentablemente, algunos pasarán por situaciones complicadas. Insisto en las dos cuestiones fundamentales: confianza y autonomía desde que nacen. Si se equivocan, que se equivoquen. Podemos aprovechar para aprender de eso.
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