La Universidad de Oviedo prohíbe a los padres acceder a las notas y reclamar exámenes
La institución académica, obligada a recordar que sus alumnos son mayores de edad y el reglamento impide la intervención de sus progenitores
Hace unos días, las redes sociales ardían: la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada se había visto obligada a poner ... este cartel: «El Vicedecanato de Prácticas no atiende a padres. Todo el alumnado matriculado es mayor de edad». Impensable para muchas generaciones que los padres acudieran a hacer los trámites de sus hijos a la Universidad. Pero es la realidad. Y no solo en Granada. Lo es también en Asturias, en la Universidad de Oviedo. Y en la misma facultad, de hecho. En Educación y Formación del Profesorado se vieron obligados a finales del curso pasado a poner un cartel similar, con más información pero con el mismo fin: los padres no pueden actuar por los hijos, que son mayores de edad. Si el sentido común no basta, hay una ley, la de Protección de Datos.
Celestino Rodríguez Pérez es el decano de la Facultad de Educación y Formación del Profesorado de la Universidad de Oviedo. Él mismo explica por qué se vieron obligados a colocar el cartel tanto en Secretaría como en el Decanato. Porque la realidad es esa, que «desde hace unos años comprobamos la misma tendencia, que cada son más los padres que vienen por sus hijos». Ojo: «Incluso padres de alumnos de máster». Es decir, de chicos y chicas de 21 y 22 años. Escuchar al decano parece, por momentos, un chiste, pero no lo es. «Hay padres que se hacen pasar por sus hijos al teléfono. Cuando se lo dices, te explican que el hijo está de vacaciones». Él intenta llevarlo con humor: «A veces, cuando les veo haciendo cola para la matrícula les digo... 'Uy, ¿es usted mayor para empezar un grado no? Al final, la mayoría acaba admitiendo que tengo razón, que no deberían encargarse ellos». Otros no lo ven tan claro: «Alguno ha llegado a presentarse como abogado. O no les ha parecido bien cuando les he dicho que no podían quedarse en la reunión que iba a mantener con su hijo». Acuden para hacer la matrícula, para tramitar las prácticas o un cambio de grupo, para protestar por alguna nota... «El otro día nos escribió un padre enfadado, pidiendo que pusiéramos un microondas en uno de los edificios, porque su hijo no podía calentar la comida». El decano recuerda que en su centro «formamos a los futuros profesionales de la educación».
Datos personales
El debate está servido y es amplio. Hay un tema social y educacional detrás. Pero lo que hay, en primer lugar, es una cuestión legal. Y eso es lo que dice el cartel que el Decanato de Educación colocó: «Artículo 24. Acceso de los progenitores a los datos académicos de sus hijos. En cumplimiento del acuerdo de 5 de marzo de 2020, del Consejo de Gobierno de la Universidad de Oviedo solo se atenderá al alumnado». La información añade el contenido del artículo citado, para que no haya dudas: «Los datos académicos (relativos a matrículas, calificaciones o becas de cada estudiante) constituyen datos personales cuyo tratamiento se encuentro sujeto a lo establecido en el Reglamento general de protección de datos. En este sentido, la comunicación de los datos personales relativos a los estudiantes de la Universidad a sus progenitores constituye un tratamiento de datos».
Al decano o a cualquier profesor universitario no le hace falta entrar en debates con los progenitores sobre la necesidad de formar adultos autónomos e independientes. Tienen el reglamento de su parte. Incluso cuando los padres se dan cuenta de que el hijo, supuestamente a punto de finalizar el grado, tiene pocas asignaturas aprobadas. «O lleva años sin matricularse». Lo sabe Jesús Vera, presidente del Consejo de Estudiantes, quien asegura que la llamada o visita de padres y madres «no son hechos aislados». Celestino Rodríguez lamenta: «Algo estamos haciendo mal».
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