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La vigilancia de la covid se centra ahora en casos graves y colectivos vulnerables

La vigilancia de la covid se centra ahora en casos graves y colectivos vulnerables

Sanidad acuerda con las comunidades autónomas un nuevo sistema de seguimiento de la pandemia, que equipara el coronavirus a la gripe

MIRIAM SUÁREZ

GIJÓN.

Viernes, 11 de marzo 2022, 01:39

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España entera está pendiente de cuándo se quita la obligación de usar la mascarilla en los espacios cerrados. Pero la ministra de Sanidad y los responsables sanitarios de las distintas comunidades autónomas no han dado respuesta al asunto tras dos días de reunión en Zaragoza. «Sé que hay interés en el cuándo, y está cada vez más cerca, pero tan importante es el cómo», alegó Carolina Darias, «y el cómo todavía no se ha producido».

Sí ha servido el encuentro de Zaragoza para sentar las bases de un nuevo modelo de vigilancia epidemiológica. Ya no se hará seguimiento del coronavirus a través de cribados masivos, como venía ocurriendo hasta ahora, sino que se implantará una versión mejorada de lo que se conoce como «sistema centinela». Dicho sistema, que pivota sobre Atención Primaria y los médicos de Familia, ya funcionaba en Asturias antes de que estallara la pandemia para monitorizar los casos de gripe.

La idea es que este nuevo mecanismo de vigilancia epidemiológica se pondrá en marcha antes de marzo de 2023, con aportaciones presupuestarias de las distintas comunidades autónomas y con fondos del plan de Recuperación y Resiliencia, del que ya han salido 13 millones de euros para la modernización y digitalización de la sanidad pública. Durante la fase de transición hasta que se desarrolle por completo el nuevo sistema -también denominado de 'médicos centinela'-, se mantendrá una vigilancia epidemiológica de la covid que sea capaz de detectar aumentos de la incidencia y la aparición de nuevas variantes. También se hará seguimiento individualizado tanto de los casos graves como de los brotes epidémicos en entornos vulnerables, y se prestará especial atención a los colectivos de alto riesgo.

Cuándo comenzará esa transición hacia lo que se ha dado a conocer como 'la gripalización' de la covid no se decidirá hasta la próxima semana. Se trata, en definitiva, de ir equiparando el coronavirus a otras afecciones respiratorias de una forma coordinada y homogénea, con estándares iguales para todas las comunidades autónomas, que permitan la creación de una Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública.

La vigilancia 'centinela' se basará en muestras representativas, en función de las características del territorio. Se hará seguimiento de distintas infecciones respiratorias agudas de forma simultánea, tanto graves como leves. El seguimiento de las primeras se implementará en atención hospitalaria y el de las segundas, en atención primaria. Se recabará información clínica y epidemiológica, además de medir la efectividad de las vacuna.

Pero no solo se hará seguimiento de los virus transmisibles. También de las patologías que no se contagian, de la salud animal y de la seguridad medioambiental o alimentaria. «La pandemia ha puesto de manifiesto ámbitos de mejora estructurales de vigilancia epidemiológica y, con ello, la necesidad de acometer cambios para responder adecuadamente a los riesgos presentes y futuros para la salud pública», explicaban al término de la jornada de Zaragoza la ministra de Sanidad y el consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández.

Para poder desarrollar el nuevo modelo de vigilancia, habrá que impulsar una política de recursos humanos «que garantice la generación y retención de talento, el relevo generacional y una adecuación de la plantilla a las funciones desempeñadas». Con ese propósito, se ha creado un grupo de trabajo que deberá elaborar una propuesta antes de que acabe este año. «Se llevará a cabo una transformación digital de atención primaria , que, por cierto, tendrá especial protagonismo en la vigilancia de salud pública», incidió Fernández.

De hecho, el 'sistema centinela' que se ocupaba de hacer seguimiento de la gripe en Asturias consistía en una red de médicos de Familia que, de forma voluntaria, medía la evolución del virus de la influenza. Los profesionales de Atención Primaria, a través de su trabajo en consulta, se convertían así en guardianes de la salud de los asturianos.

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