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Alumnos de primero de Bachillerato del Colegio San Ignacio de Oviedo, en una de las charlas con las investigadoras. E. C
«A vuestra edad, yo no tenía claro que quería ser científica»

«A vuestra edad, yo no tenía claro que quería ser científica»

Cuatro investigadoras hablan de sus carreras y trabajo a estudiantes de Oviedo con motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia

L. MAYORDOMO / R. AGUDÍN

GIJÓN / OVIEDO.

Martes, 9 de febrero 2021, 01:31

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Descubrir a la científica que está detrás de la bata. Es el objetivo con el que la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica) organizó ayer un centenar de encuentros, telemáticos, entre el alumnado de todas las etapas educativas del país con motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. En Asturias, fueron cerca de dos centenares de chavales, alumnos del colegio público Villafría y del Colegio San Ignacio, de Oviedo, los que tuvieron ocasión de conocer a cuatro 'detectives del cáncer': las investigadoras Mónica Álvarez, Rosa María Sainz, Isabel Mendizábal y Victoria Sanz Moreno.

El director del San Ignacio, Gonzalo Lasa, destacaba la importancia de esta iniciativa en la medida que permitiría a los alumnos -en este caso, de primero de Bachillerato- «conocer a estas profesionales y animarlos a decantarse por su futuro».

En cierta medida era lo que también pretendían ellas. «Ojalá de esto salgan vocaciones. Esperemos que alguno se haya animado a seguir nuestro camino», confiaba la bioquímica gijonesa Mónica Álvarez, quien comenzó su charla confesándoles que, a su edad, «yo no tenía claro que quería ser científica».

Se convirtió en lo que hoy es impulsada por el catedrático Carlos López Otín y, tras graduarse, formarse en Barcelona y Holanda, además de trabajar en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, en Madrid. Ella, que desde hace un año forma parte de la Fundación para la Investigación Biosanitaria de Asturias (Finba), les habló de ese trabajo de detective que lleva a cabo en el laboratorio. Buscando pistas que permitan descubrir por qué los tumores de cabeza y cuello son, en un 70% de los casos, resistentes a la quimioterapia y la radioterapia.

También les habló de los organoides, los cultivos in vitro de tumores (a partir de biopsias realizadas al paciente) con los que ensayarán una nueva estrategia terapéutica que consiste en combinar unos determinados fármacos -que ya se usan para el cáncer de mama- con la quimioterapia o la radioterapia. Si tiene los resultados esperados, se podría trasladar a los pacientes. «Yo creo que les he trasmitido una visión distinta, que no somos los científicos aburridos de bata blanca que podrían pensar», asegura. A tenor de las preguntas que le formularon, no le cabe duda de que, entre el joven público que ayer la escuchaba, había mucho interés. «La investigación compensa». Hay frustración, sí, pero el entusiasmo de «ser el primero que descubre algo» es infinitamente mayor.

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