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Asistentes al festival durante la comida, ayer en Panetela.
EL Ficarq quiere quedarse y crecer

EL Ficarq quiere quedarse y crecer

El éxito de su segunda edición, que finalizó anoche, garantiza la superviviencia y el crecimiento futuro del festival

BORJA PINO

Jueves, 14 de junio 2018, 13:10

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Cinco días después de su inicio, la segunda edición del Festival Internacional de Cine y Arquitectura de Avilés (FICARQ) llegó anoche a su no menos brillante final. Los focos, aunque todavía calientes, ya han sido apagados; las pantallas han dejado de emitir, la alfombra roja ha quedado desierta, y en boca de todos los que han tenido alguna relación con este original acontecimiento, ya sean organizadores o patrocinadores, invitados o espectadores, está el análisis de su desarrollo y la valoración de sus repercusiones. En ese sentido, la gran mayoría de las opiniones son coincidentes: en su segundo año de vida, esta iniciativa privada, esfuerzo colectivo por establecer un vínculo indisoluble entre la ciudad, la arquitectura y el cine, ha quedado consolidada, y ya se vislumbra en su horizonte un porvenir con vocación de permanencia.Con este éxito, que garantiza la supervivencia de aquel primer experimento del pasado año, se cumple el sueño confeso de Ana María Álvarez Muriel, responsable de la empresa Producciones Dímelo A Mí, y diseñadora y máxima impulsora de este esfuerzo por aliar sólidamente dos expresiones culturales tan diferentes en torno a un pilar maestro: Avilés. Un programa ampliado y variado, seis secciones fijas, propuestas novedosas, un nutrido grupo de arquitectos, cineastas y actores de primera línea como invitados, y un equilibrio bien definido entre ocio y divulgación han sido la receta maestra del triunfo de un certamen único en España, y que, a nivel mundial, sólo puede encontrar sendos festivales semejantes en Chile y en Rotterdam.

Una máquina bien engrasada

Sin embargo... ¿Cómo nace, toma forma y se afianza un proyecto de la envergadura y la ambición del FICARQ? En palabras de Muriel, el detonante fue «la toma de conciencia de las necesidades de la gente de esta ciudad, de su descontento; los avilesinos querían un festival diferente, exclusivo, y eso es lo que hemos intentado darles». Fue ese convencimiento el que la llevó, hace ya más de un año, a firmar un convenio con el Gobierno del Principado y con el Ayuntamiento de Avilés para, invirtiendo su propio dinero, hacer realidad su anhelo cultural.

Sin una trayectoria previa que la avalase, más allá de sus largos años como productora de cine en Madrid, la única forma de sacar adelante el proyecto fue tirar de la agenda de contactos de sus tiempos en la capital; llamaron a actores que eran amigos, a arquitectos a los que conocían, buscaron nombres conocidos en Google, pidieron algunos favores y mandaron muchas cartas y correos solicitando la presencia de rostros famosos.

En ese ingente esfuerzo de movilización jugó un papel determinante el factor humano. «Cuando firmé el convenio prometí sacar una cantera de especialistas de la región, y el 90% de las personas que han levantado el FICARQ estos dos años son de Asturias», desvela Muriel, orgullosa. En el equipos figuran expertos en comunicación, en distintas clases de cine, en arquitectura, en talleres infantiles... Puede que no tengan apellidos conocidos ni demasiada experiencia, «pero todas son personas extremadamente válidas y, sobre todo, han aportado pasión, ganas de trabajar y de hacerlo lo mejor posible; sin ellas, nada de esto se hubiese podido hacer», señala la máxima responsable.

El resultado de la primera experiencia, aunque gratificante para el público, permitió a ella y a su equipo detectar «algunos fallos que tuvimos, sobre todo en materia de organización interna, y corregirlos para esta segunda edición. Prácticamente desde el momento en que terminó el FICARQ de 2013 nos pusimos a trabajar en el siguiente, tratando de subsanarlos. Y creo que lo hemos conseguido». También el aspecto financiero ha sufrido modificaciones, pues en esta ocasión han contado con más patrocinadores. «Aspiramos a ser como Cannes y no tener que recurrir al dinero público para subsistir».

El de las colaboraciones es otro campo que se ha visto ampliado. «Cuando demuestras que puedes hacer algo, y hacerlo bien, más gente se te une», explica Muriel. Así, este año el FICARQ ha mantenido una relación bilateral con empresas como Yahoo España, con la que se ha intercambiado visibilidad a través de las redes sociales, pero sin dinero de por medio. O como la Cámara de Comercio Hispano-Brasileña; su presidente, Antonio del Corro, que estuvo presente en la gala inaugural, mantuvo contactos con la embajada de Brasil cuando se enteró de que se iba a dedicar una sección a ese país, y eso ayudó a traer las películas brasileñas que se han visto estos días.

Pero no sólo grandes compañías han aportado su grano de arena. Asociaciones ciudadanas y personas individuales también han contribuido, en mayor o menor medida, a enriquecer este certamen. «Visité todas las organizadores que se me ocurrieron: asociaciones de vecinos y de amas de casa, colectivos de inmigrantes, agrupaciones gitanas... Y de todas ellas saqué ideas sorprendentes», rememora Muriel. En lo referente a contribuciones particulares, no hay mejor ejemplo que el de los actores y arquitectos de prestigio que han recorrido las calles de la ciudad estos días, como Elena Furiase, Canco Rodríguez, Richard Levene o Terele Pávez. «No han venido a promocionar películas o proyectos, ni han cobrado nada por estar aquí; lo han hecho por amor a la cultura, a este festival, y porque confían en nosotros».

Es posible que la reflexión sobre todo lo que supone edificar y hacer funcionar una máquina tan compleja resulte abrumador, pero los engranajes han demostrado estar correctamente engrasados. «Hemos proyectado estrenos nacionales que todavía no están en las salas de cine del resto de España», relata la directora del certamen; «hemos ofrecido un interesante programa de conferencias sobre arquitecturas, hemos repetido las actividades para niños... Puede que, esta vez, las salas no se hayan llenado, pero no ha sido por un descenso de espectadores, sino porque nos hemos dispersado más». A su juicio, también el turismo se ha beneficiado de ello, pues «un 30% de los visitantes eran de fuera de la ciudad».

Piedras en el camino

Incluso las autoridades públicas se han convertido parcialmente en responsables de la consagración del FICARQ. «En la Administración ha habido algunas personas, como el concejal de Cultura de Avilés, Román Antonio Álvarez, o el viceconsejero de Cultura del Principado, Alejandro Calvo, que nos han dado todas las facilidades posibles. Nos han cedido fantásticos espacios regionales, como el Niemeyer, y locales, véase el Palacio Valdés o la Casa de Cultura». No obstante, Muriel no oculta que, a pesar del agradecimiento que les profesa, «me habría gustado que en el Ayuntamiento se hubiesen implicado más activamente. El jueves fuimos de visita a Oviedo, y nos recibieron en el Consistorio; pero aquí la alcaldesa no nos ha llamado, ni nos ha dicho '¡Buen trabajo, chicos!'. Echamos en falta esos gestos».

Sin embargo, esa no ha sido la única espina con la que ha tenido que lidiar el equipo responsable del festival. Según el criterio de Muriel, «nuestro mayor obstáculo ha sido Borja Ibaseta, el responsable de programación del Niemeyer. Ha rechazado unas cuantas de nuestras propuestas sin darnos argumentos, y tampoco ha escuchado nuestros razonamientos». Para ella, esa actitud sólo se comprende porque «creo que tiene miedos, y esos miedos le hacen no actuar, no enriquecer ni aportar nada. Este año mi equipo le propuso repetir la gestión del taller infantil Arquipeques, y él, sin motivo aparente, se empeñó en que fuese el grupo Pintar-Pintar el que lo hiciese. Pero yo soy empresaria, soy asturiana, pienso las cosas y, si creo que estoy en lo correcto, tiro para adelante. Y eso es lo que he hecho».

Lamentablemente, en esa pugna los responsables del FICARQ no siempre han salido airosos. Bastante molesta, su directora explica que para la cena de clausura de ayer, en la torre del Niemeyer, se quiso contar con la actuación del rapero Yoshi Brown, el chico negro que aparece en el vídeo promocional del certamen. «Pero a Ibaseta no le pareció bien, no sabemos por qué, y ya estábamos tan casados de discutir con él sin obtener resultados que lo retiramos sin enfrentarnos». Para ella, actitudes como las dos expuestas sólo tienen una solución: el reemplazo inmediato de Ibaseta. «Estamos deseosos de que en breve venga el verdadero programador del Niemeyer, el que ese centro se merece. Y eso lo piensa mucha gente fuera de FICARQ y de la industria audiovisual», sentencia.

No obstante, salta a la vista que la perseverancia no es precisamente una carencia del grupo liderado por Muriel, y es en ese afán resolutivo, además de en su amor por la profesión, al que todos sus componentes se aferran mientras diseñan la que será la tercera edición del festival. «Hemos demostrado que esto es real, válido y que sigue adelante, y el año que viene por fin tendremos Sección Oficial», desvela la directora. En todos los sentidos, ese hecho supondrá una mejora importante, pues «ahora no tendremos que pagar a las productoras para poder proyectar los estrenos, sino que serán ellas las que nos los ofrezcan. Y los actores, sean de donde sean, vendrán a promocionarlas, lo que, a su vez, redoblará el interés del FICARQ».

Es por todo ello por lo que, aun sin perder la prudencia que la caracteriza, Muriel se confiesa optimista. «La gente de Avilés está satisfecha con su festival y eso sólo puede significar que no sólo sobreviviremos, sino que creceremos. Quizá nuestro anhelo de que el cine llegue a tener el mismo prestigio que el teatro en esta ciudad no esté tan lejos de cumplirse», concluye con una sonrisa en los labios.

Ya sólo queda por ver si el tiempo confirma el optimismo y la ilusión que impregnan sus palabras.

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