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Un artista

José María Urbano

Viernes, 12 de septiembre 2014, 17:23

Está uno intentando resetearlo todo, como cada mes de septiembre, pero está visto que la vida sigue también en vacaciones. Una llamada desde el periódico me confirma en la noche del miércoles algo que cabía esperar: ha muerto Demetrio. Y a muchos kilómetros de distancia, uno vuelve, por unos momentos, a aquella Redacción de la avenida de Gijón, en donde hace unos cuarenta años, más o menos, un grupo de jóvenes empezábamos a abrirnos camino en el mundo laboral, formando parte de un equipo que, poco a poco, se va quedando cada día un poco más huérfano: Julián José Soto, Estalo, Quin de Miranda recientemente, ahora Demetrio.

Demetrio era, esencialmente, un artista. Estoy convencido de que llegó al periodismo como una forma de ganarse la vida, porque si por él fuera se hubiese dedicado en cuerpo y alma a la pintura, incluso a la música, aunque extrañamente en muy pocas ocasiones la música era un tema de conversación con sus compañeros en el periódico, él, que había sido uno de los fundadores del mítico grupo de Los Linces. En cambio, la pintura era su vocación y su pasión. En los tiempos muertos de su labor de coordinación de los corresponsales del periódico era capaz de coger el bic, un folio en blanco y, voilà, una obra de arte: la entrada de una casa, con gato incluido, los adornos florales de un balcón, un retrato... Folios enriquecidos por un dibujante excepcional y un pintor que nunca escondió su pasión por el realismo, pese a que era consciente de que los tiempos en el arte iban por otro camino.

Con motivo de una de sus exposiciones en Avilés, escribí una breve reseña en el periódico y dije que Demetrio Reigada era uno de los pintores destacados del panorama nacional cuando se hablaba de la pintura realista. Se quedó sorprendido por aquella reseña, pero ahí están sus obras para que hablen ellas mejor que nadie.

El tiempo, la vida, hizo que su trayectoria profesional siguiera fuera de LA VOZ DE AVILÉS, aunque en el fondo él siempre se sintió un miembro de esta casa. Nadie, ni él ni yo, podría imaginarse que una de sus últimas actividades antes de que sufriera el percance que al final ha acabado con su vida, se produjera 24 horas antes de que ingresara de urgencia en el Hospital Central. Estuvo en la Redacción para depositar el cuadro con el que iba a participar en la exposición que el Aula de Cultura de este periódico organizó con 35 pintores asturianos y avilesinos, con la ría y su entorno como motivo, dentro de las actividades de Bitácora. A final, una petición de LA VOZ DE AVILÉS, que atendió encantado, iba a suponer su última obra como pintor.

Hablamos aquel día unos pocos minutos, me comentó que esperaba que nos gustara su aportación nos encantó, como a todos los que visitaron la exposición, le pregunté expresamente cómo se encontraba (hace años había sufrido un percance que tuvo que ver con la medicación con sintrom, creo recordar) y me contestó textualmente: «Bien, dentro de lo que cabe». Al día siguiente era hospitalizado de urgencia y este miércoles fallecía.

Se va un compañero, se va un periodista, y sobre todo nos deja un artista, un pintor que recogió, con mirada fotográfica, innumerables rincones y detalles de Avilés, la ciudad de la que siempre se sintió partícipe. La cultura de esta ciudad acaba de perder a una de las personas que formaban parte de ese reducido grupo del que todos nos sentimos orgullosos. Demetrio era uno de ellos y así le recordaremos.

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