La patronal siderúrgica explota y denuncia «un problema de política industrial»

Unesid explotó ayer. La patronal de la siderurgia española había guardado silencio hasta ahora sobre la subasta del servicio de interrumpibilidad eléctrica, pero ayer salió en tromba para denunciar algo en lo que coinciden las grandes empresas de este país: éste no es un problema de tarifas, es un «problema de política industrial».

Mensaje directo al Gobierno de Rajoy y a su ministro de Industria, que hasta ahora han mostrado su incapacidad al menos para reflexionar sobre las grandes desventajas sobre las que parten las empresas industriales de este país para poder competir con Europa.

La patronal siderúrgica española mostró ayer su «profundo descontento» por el resultado de la subasta de interrumpibilidad y se mantiene «a la espera de que el Gobierno adopte las oportunas medidas que permitan la competitividad de la industria». El resultado del reciente proceso de subastas del servicio de interrumpibilidad ha tenido, a juicio de Unesid, resultados muy insatisfactorios para esta industria, «que puede ver seriamente amenazada su posición competitiva».

Y además recuerda que cuando el Gobierno decidió modificar el sistema de gestión de la interrumpibilidad, Unesid «ya manifestó su preocupación y advirtió de los efectos perversos que tendría el nuevo sistema sobre la supervivencia de la industria electrointensiva y muy en particular sobre la industria siderúrgica en nuestro país». De hecho, Unesid recurrió en su día las disposiciones normativas que se han ido modificando sucesivamente y el recurso está pendiente de resolución por parte de los tribunales.

A su juicio, el sistema de subasta, diseñado para minimizar la retribución por la prestación del servicio, ha ocasionado una drástica reducción de la misma, lo que unido a la gran volatilidad de los precios en España dificulta, cuando no impide, un mínimo de planificación industrial. Y lo explica así.

«En España tenemos:

-Un precio spot errático en función de las condiciones meteorológicas que llevan a una mayor o menor producción de energía de fuentes renovables.

-Un precio en el mercado de futuros de 13 euros/MWh, más caro que en Alemania, debido a que somos una isla eléctrica y la competencia es limitada.

-Unos costes del Sistema imputados a la industria cuatro veces más caros que en Alemania.

Una falta de visibilidad en el precio a largo plazo con frecuentes cambios normativos y mecanismos como el de subastas de interrumpibilidad, que hace que no se pueda planificar más allá de un año».

Y su conclusión es clara: «Se trata, por tanto, de un problema de política industrial».

Tras recordar que la industria siderúrgica es uno de los pocos sectores económicos que no tiene ninguna ayuda pública, Unesid asegura que «necesita poder competir en los mercados internacionales sin estar lastrada por decisiones administrativas». No se trata en absoluto de recibir ayudas, señala, sino de liberar a la industria siderúrgica del pago de cargas que no se corresponden con los costes inherentes a la generación de la energía eléctrica; y todo ello, en línea con lo que hacen otros países y con plena sujeción a la normativa de competencia europea.

«Como ejemplo», indica la patronal siderúrgica, «Alemania ha aportado en 2014 alrededor de 300 millones de euros a la industria electrointensiva para la compensación de los costes indirectos de CO2 mientras en España el presupuesto era de 1 millón y no se ha materializado».

Tras exponer lo que supone la industria siderúrgica española para el conjunto de la economía de este país, Unesid concluye reiterando al Ministerio su disposición al diálogo con el objetivo de conseguir un precio competitivo de la electricidad.