Policía Local, algo huele a podrido

El Ayuntamiento y el 'Sindicato' deben una explicación urgente sobre lo que sucede de puertas adentro

José María Urbano

Lunes, 11 de mayo 2015, 18:14

Hace mucho tiempo que el runrún de la calle se hacía cada día más insoportable. En la Policía Local de Avilés algo huele a podrido y lo peor es que el Ayuntamiento y el Sindicato, el SIPLA, el Sindicato de la Policía Local de Avilés, el que todo lo controla, el que todo lo denuncia, al que todo le ofende, son colaboradores necesarios aunque sea por ocultación y por dejar que las cosas se pudran en los cajones, en el caso del primero de una situación en la que un grupúsculo de agentes mantienen un comportamiento digno de un 'thriller' norteamericano sobre las mafias policiales a las que la televisión nos tiene tan acostumbrados.

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LA VOZ DE AVILÉS publicó el pasado viernes, en exclusiva, el archivo judicial, según el auto firmado por la titular del Juzgado de Instrucción Nº3 de Avilés, de la denuncia de acoso presentada en su día por el inspector de la Policía Local de Avilés, Francisco Javier Lozano, contra su superior, el intendente Rafael Ángel Rodríguez, por entender que no existían «ni siquiera de forma indiciaria» los delitos que se denunciaban.

Pero LA VOZ DE AVILÉS, al día siguiente, desvelaba que la génesis de esa acusación de acoso se había originado tras tapar un comportamiento que pone los pelos de punta. Tres policías locales, un suboficial y dos agentes, habían encubierto en febrero de 2013 un accidente con un coche patrulla, con el que se estrellaron en la avenida de la Constitución. Primero intentaron camuflarlo en un taller ajeno al concesionario de los vehículos policiales, luego lo llevaron al taller oficial, no dieron cuenta del accidente e intentaron presentarlo como un «simple pinchazo». Lo sabían los tres agentes y lo sabía su responsable directo, el inspector Javier Lozano, que no sólo no informaron a sus superiores de lo sucedido, sino que intentaron esconderlo como un pinchazo.

Por utilizar un lenguaje muy policial: les pillaron con las manos en la masa. Se les denunció por parte de los mandos de la Policía al conocerse y certificarse sin ningún lugar a dudas los hechos, el Ayuntamiento les abrió un expediente, nombró un instructor (otro inspector de la misma Policía Local) y las consecuencias fueron un tanto alucinantes: una demanda por acoso al intendente por parte del inspector responsable de ese grupo policial que protagonizó la colisión.

El expediente lleva dos años metido en el cajón del instructor nombrado por el Ayuntamiento. Sin moverse. Sin que ningún responsable político, del equipo de Gobierno o de la oposición, hayan hecho el más mínimo gesto sobre esa investigación. Y mientras tanto, el SIPLA, su máximo responsable, Jesús Villa, sigue, dos años después, no sólo ocultando la verdad de lo sucedido lo que resulta especialmente grave en un responsable sindical de la Policía, sino que sigue utilizando la mentira, dos años después, insisto, al hablar de un «simple pinchazo», como hizo el jueves 7 de mayo en una carta al director que fue publicada por este periódico.

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El señor Villa, liberado sindical junto a otro colega no se sabía que la plantilla de la Policía Local de Avilés diera para tanto debe dar explicaciones de su comportamiento, de su colaboración con la ocultación de una grave irregularidad y de la utilización de la mentira como arma sindical contra los responsables policiales. Es urgente que lo haga para que la Policía Local de Avilés recupere entre la ciudadanía el buen nombre que un pequeño grupo amenaza con echar por tierra.

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