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J. F. G.
Domingo, 24 de julio 2016, 00:42
La caída demográfica y el envejecimiento de la población que padece Avilés ya afecta a la autoescuelas. «Cada vez hay menos alumnos. Estamos en franca decadencia, y al final nos va a pasar como a las inmobiliarias, que va a haber cierres», augura Teo Moral Soto, propietario de Autoescuela Teo. José Fernández, de Autoescuela Iberia, también lo tiene claro. «Como esto no cambie no se dónde vamos a ir a parar. Los gastos superan a los ingresos y nos mantenemos gracias a los ahorros y que en la autoescuela trabaja la familia, pero un día el capital se va terminar», cuenta. Considera que «el carnet es algo que solo se saca una vez en la vida, y si no hay gente joven no hay clientes».
Algunas autoescuelas de Avilés ya han bajado la persiana. Según explica Fernández algunos profesores de los que hubo que prescindir por falta de alumnos decidieron instalarse por su cuenta y se encontraron con la cruda realidad. «Esto da para lo que da, y no hay más», apostilla.
Al margen de la escasez de jóvenes el propietario de Iberia apunta a la bajada de precios y el de la Autoescuela Teo a la retirada de ayudas. «Hasta hace un par de años el Estado financiaba la obtención del carnet con préstamos sin intereses que se podían devolver a razón de un euro diario, pero eso se ha terminado y, además, un chaval de hoy en día prefiere gastarse el dinero en un buen teléfono móvil que en sacarse el carnet de conducir», apunta.
Los dos piden que se establezca una enseñanza reglada. «Antes había que asistir a un mínimo de clases teóricas, pero ahora los jóvenes prefieren hacer test por internet y así no se aprende bien. Aprobando el examen, pero no aprenden los conceptos y al poco tiempo se les olvida, y muchos de los suspensos vienen por ahí», asegura Moral, que aboga por «recuperar la obligatoriedad de acudir a clases presenciales. Paradójicamente sucede con las motos de gran cilindrada, pero no con los turismos. Así se incrementaría el número de aprobados y lo más importante, en mi opinión se reduciría la siniestralidad».
Fernández, que también es profesor de academias de pilotos de avionetas, alude al modelo alemán, donde, además de tener que acudir a una serie de clases teóricas, allí también es obligatorio realizar en la autoescuela un mínimo de horas de conducción nocturna y por autopista.
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