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Elena y Daniel García y sus acompañantes muestran el carné de identidad para poder acceder a la sede central del grupo.
La crisis familiar se recrudece en Melca y deja en el aire el futuro del grupo empresarial

La crisis familiar se recrudece en Melca y deja en el aire el futuro del grupo empresarial

Los dos hijos enfrentados a José Luis García Arias tuvieron que mostrar el carné de identidad para acceder a la sede social de Pedregal

JOSÉ MARÍA URBANO

Martes, 26 de julio 2016, 03:27

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La crisis familiar en el seno del Grupo Melca se recrudece. Como si de un guión de una serie de televisión se tratara, lo que se anunciaba como una junta de accionistas de la que podría salir un acuerdo que asegurara la continuidad de las sociedades del empresario José Luis García Arias, concluyó, recurriendo a una frase hecha, como el rosario de la aurora. O casi.

Para las cinco de la tarde de ayer estaban convocados los cinco accionistas del Grupo Melca en la sede social de la compañía, en la casona de Pedregal, los mismos que el pasado 6 de mayo escenificaron una ruptura interna en la que la esposa del empresario, su hija y su hijo menor consiguieron con sus votos revocar la figura de García Arias como administrador general del grupo. Tres a dos en una batalla cuyo origen está en los aspectos económicos, al menos por lo que ha trascendido hasta ahora. La mala relación entre José Luis García Arias y su hija Elena García Becerril por asuntos de negocios concluyó con una enfrentamiento abierto que desde el 6 de mayo dilucidan sendos gabinetes de abogados y asesores.

Fue Miguel García Becerril, el hijo que apoya a su padre, el que convocó la junta de accionistas de ayer tras ser designado para ello por el Registro Mercantil. Tras la revocación sufrida por el fundador del grupo el pasado mes de mayo, Cartera de Inversiones Melca S. A. ha venido funcionando sin administrador, actuando como apoderado general Miguel García por ser el que tenía poderes generales en la empresa. A diferencia de los otros dos hermanos, Miguel García, de 46 años, empezó con veinte a trabajar con su padre y en la actualidad lleva el control de la actividad, fundamentalmente de los talleres.

Se entendía que la nueva reunión de ayer serviría para buscar una solución al conflicto familiar, que ya había hecho saltar todas las alarmas a los 150 trabajadores que se reparten entre las quince sociedades que penden de Cartera de Inversiones Melca S. A., además de otras cuatro participadas. En todo caso, no se descartaba que se pudiera poner encima de la mesa hasta la disolución del grupo.

Minutos antes de las cinco, era perfectamente visible la presencia de vigilancia jurada en el interior de la finca de Pedregal, mientras en el exterior, menos de una veintena de trabajadores de algunas empresas del grupo aguardaban la entrada de los accionistas, sin que en ningún momento se manifestaran contra ellos.

Elena García Becerril y su hermano Daniel llegaron acompañados, entre otros, de su abogado, José María Muñoz, pero a la entrada se encontraron con la sorpresa de que un vigilante jurado les exigía el documento nacional de identidad. Sorpresa y una cierta incredulidad general.

Poco después llegaban, a pie, el empresario José Luis García Arias y su hijo Miguel, acompañados también de su abogado, Javier Hernando Mendívil.

Aunque oficialmente ninguna de las dos partes han querido ofrecer su versión de los hechos, LA VOZ pudo saber que a la reunión no asistió ni el propio empresario, representado por su abogado, ni su esposa, Isabel Becerril Santos, que desde el pasado 6 de mayo habría delegado sus poderes en su hija Elena.

Al inicio de la reunión, Miguel García, como convocante y como integrante de una de las partes en conflicto, planteó que la reunión del consejo no podría celebrarse al no reconocerse los porcentajes que los accionistas tienen sobre el grupo, lo que provocó una discusión que finalmente concluiría con la suspensión del consejo, siendo invitados, tanto Elena como su hermano Daniel, a abandonar el edificio, según relató al salir el abogado de los mismos, José María Muñoz.

Socio del despacho ovetense de Garrigues, Muñoz, experto en la asistencia y problemática de los órganos sociales y el buen gobierno corporativo, señaló que «hemos asistido a una situación absolutamente increíble porque Luis Miguel García Becerril, con la ayuda del representante de José Luis García Arias, ha negado la propiedad de las participaciones y ha intentado impedir que se celebrara la junta general, aunque no lo logró totalmente».

El abogado insistió en que «se ha producido una situación kafkiana y hemos sido desalojados sin dejarnos concluir la junta en el interior del edificio y lo hemos tenido que abandonar».

El reparto accionarial

Por lo que ha trascendido hasta ahora, el reparto accionarial Cartera de Inversiones Melca S. A., de la que penden las quince empresas y las cuatro participadas, es el siguiente: Isabel Becerril Santos, esposa del empresario, cuenta con un 28,14 por ciento; su hija Elena, el 19,95%; Miguel García, dispone de un 7,8 y Daniel de un 5,67 por ciento. El resto está en manos del empresario y fundador.

El planteamiento de ayer al no reconocer esas participaciones deriva del espíritu familiar con el que el empresario fue realizando a sus hijos una serie de disposiciones gratuitas una vez superada su mayoría de edad, incluso en el caso de Elena García -que es la mayor de los tres- se ha sabido que recibió la primera de esas disposiciones con 16 años. Al no tener los tres hermanos el mismo porcentaje, se pensó incluso en su día hacer una revocación de los mismos para adecuarlos, de forma que cada uno tuviera una participación idéntica, con la que sumarían entre los tres el 33 por ciento del grupo, atendiendo precisamente a ese espíritu familiar.

Y ahí es donde, a falta de confirmación oficial de las partes, reside el problema que ayer acabó de forma inesperada con la reunión del consejo.

¿Qué puede suceder a partir de ahora? Cualquier socio podría pedir la convocatoria de una nueva reunión, bien con una solicitud ante el Registro Mercantil o ante el Juzgado correspondiente.

Otra vía que se abre, contemplada en la Ley de Sociedades de Capital, es la disolución judicial de la compañía, para lo que tendrían que cumplirse una serie de supuestos. Cualquier socio podría pedir esa disolución judicial y sería entonces el juez el que valoraría si se cumplen las causas para adoptar esa medida o no. Según la jurisprudencia al respecto, un nuevo enfrentamiento de los socios de una empresa no sería motivo suficiente para acordar una medida de ese calibre.

Internamente, los socios necesitarían dos tercios del capital para exigir esa disolución, algo que ni Elena García, ni su madre y su hermano menor poseen, ya que entre los tres alcanzan el 53 por ciento, pero en este caso necesitarían una mayoría reforzada del 66%, y esa sólo podrían conseguirla con el apoyo de José Luis García Arias o de su hijo Miguel. Misión imposible.

Se sabe que el fundador del Grupo Melca no quiere ir a la liquidación de la empresa, sino continuar con la actividad. Por la parte contraria aún quedaría otra opción: hacer valer que el grupo está en causa de disolución por la paralización de órganos sociales.

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