«¿El 53% que tienen de dónde salió?»
Las discrepancias llegan hasta para interpretar si la disolución sólo afecta a Cartera de Inversiones Melca S. A. o a todas las sociedades del grupo
José María Urbano
Domingo, 7 de agosto 2016, 01:04
Este país asistió atónito en los últimos años a los problemas familiares que pusieron en riesgo o hicieron desaparecer directamente a empresas emblemáticas como Freixenet, Gullón, Vega Sicilia, Panrico Donuts o Chupa Chups. El eterno dilema de los relevos generacionales no sólo rompe en muchos casos las empresas, sino que destroza a veces familias enteras.
Avilés asiste también atónita en las últimas semanas al destrozo familiar del empresario José Luis García Arias, que amenaza la viabilidad y el futuro de todo el Grupo Melca, dirigido desde el viernes por su hijo pequeño, en funciones de liquidador.
Desde el pasado 6 de mayo, día en el que la junta de accionistas decidió revocar a García Arias como administrador del grupo, se ha asistido a una guerra sin cuartel entre la esposa, su hija y su hijo menor frente a él y su otro hijo varón. El enfrentamiento ha sido de tal calibre que el empresario ya no vive desde ese día en su domicilio de Salinas, mientras su hija y su hijo pequeño han eludido en todo momento encontrarse con él. Una guerra llevada a las notarías, a los despachos de abogados y al Registro Mercantil, que a la postre ha sido el que el viernes pasado hizo que se iniciara un nuevo capítulo de la historia de esta empresa con el nombramiento de un liquidador, responsabilidad que asume Daniel García Becerril, de 40 años, hijo pequeño del fundador de Melca.
Se anuncian nuevas denuncias en los tribunales por entender que el Registro Mercantil ha podido incluso prevaricar, al inscribir y dar por buena el acta de la junta de accionistas que se convocó el pasado 25 de julio en la sede de la compañía, en la casa de Pedregal, y que según una parte y un notario avilesino no llegó a celebrarse, y que según la otra parte -la mayoría, tres a dos- los acuerdos que se adoptaron fuera de la reunión y de la sede sí son válidos, como acaba de inscribir el Registro.
El siguiente punto de discordia va a residir en lo que cada una de las partes entiende como disolución. Para el liquidador, su hermana y su madre, significa que sólo afectará a Cartera de Inversiones Melca S. A., mientras que el resto de sociedades no van a correr ningún riesgo ni se van a ver afectadas. La otra parte piensa justamente lo contrario: Cartera de Inversiones Melca S. A. es la matriz de la que penden todas las sociedades del grupo y la liquidación deberá alcanzar a todas. De la misma forma que desmiente que la disolución de las empresas pueda ser reversible, como ha apuntado oficialmente el nuevo responsable del grupo.
Se anuncia, también, una vigilancia especial de los sindicatos, que muestran su perplejidad por los problemas en un grupo que da beneficios, que no tiene problemas en su cartera de pedidos y que seguía sin problemas su expansión. Sindicatos que recientemente exigieron la presentación de un plan industrial y de viabilidad.
Y continuarán, en fin, los reproches familiares. La mayoría, acusando a su padre y esposo de correr excesivos riesgos en bolsa y olvidarse de la actividad industrial, anunciando además que es el momento de que se produzca un relevo generacional. El empresario, acusando directamente a su hija de que el problema es que quiere y necesita dinero para seguir llevando su actual nivel de vida y para sostener su empresa de calzado, que tiene un presente y un futuro complicado, a juicio del propio padre.
Mientras tanto, José Luis García Arias, que posee el 38% de la sociedad, ha quedado inhabilitado en el grupo, en el que se limitará a ser un socio más, sin ningún poder de decisión ni de gestión, puesto que su esposa, su hija y su hijo pequeño han quedado como administradores de las empresas, según el reparto que se anunció también el pasado viernes.
García Arias muestra su perplejidad por la capacidad que puedan tener su esposa, su hija y su hijo pequeño para administrar las empresas, todas ellas en sectores muy diversos, sin que hasta ahora hayan tenido responsabilidad alguna de este tipo, salvo el caso de su hija con la empresa de calzado ya reseñada.
El fundador de Melca, que ni siquiera sabe el futuro que le espera a su hijo mayor, Miguel, que es el que estaba en el negocio con él, muestra su desolación con lo sucedido y no tiene reparo en comentar en voz alta: «El 53% que tienen (entre su esposa, su hija y su hijo menor) de dónde salió?», sostiene quien creó el grupo en 1970 y que ahora ha quedado inhabilitado por su propia familia.
Una vez más, estamos ante un fracaso familiar que empieza a afectar a un grupo empresarial. 150 trabajadores quieren ver hasta dónde.