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El portavoz popular, Carlos Rodríguez de la Torre, durante su intervención, con los ediles Bretón, Araujo y Fernández Hurlé.
Un error en la votación de la cuestión de confianza permite aprobar el presupuesto

Un error en la votación de la cuestión de confianza permite aprobar el presupuesto

El PP escenifica su ruptura en un Pleno en el que se ausentaron los ediles afines a la dirección local

RUTH ARIAS

Viernes, 30 de diciembre 2016, 03:38

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El gobierno local consiguió ayer, contra todo pronóstico, sacar adelante su proyecto presupuestario tras una confusa votación de la cuestión de confianza planteada por la alcaldesa, Mariví Monteserín, después de que las cuentas hubieran sido inicialmente rechazadas en una sesión plenaria que sirvió, sobre todo, para evidenciar las diferencias internas del PP avilesino.

La incógnita sobre el sentido del voto de los ediles populares se mantuvo hasta el último momento. No fue hasta la intervención de su portavoz, Carlos Rodríguez de la Torre, que quedó claro que tanto él como sus dos ediles afines, Ana Bretón y Reyes Fernández Hurlé, se manifestarían en contra de la aprobación de las cuentas. De la Torre defendió ayer la misma postura que ha venido manteniendo en los días anteriores: que el proyecto presupuestario no respondía al ideario del PP, que los acuerdos alcanzados entre la presidenta local de su formación y el secretario general de los socialistas le parecían insuficientes y, sobre todo, que consideraba una deslealtad las conversaciones paralelas a la negociación oficial llevadas a cabo entre Carmen Maniega y Luis Huerga.

En esta situación, y con las ausencias de los concejales Constantino Álvarez, cuya esposa falleció anteayer, y Francisco Zarracina, de baja médica por una lesión en un pie, sólo restaba saber la posición que tomaría el tercer partidario del la abstención popular acordada por su Junta Local. Este optó por salir del salón de plenos minutos antes de la votación, evitando así la fotografía de un grupo municipal dividido y votando diferente en una cuestión tan trascendental como los presupuestos municipales. «Le decisión de votar en contra es equivocada y sólo nos lleva a un circo», manifestó Araujo, que habló de un grupo «quebrado».

«Tres concejales ya habíamos manifestado hace meses nuestra pérdida de confianza en el portavoz, Carlos de la Torre y, de hecho, ya se realizó incluso una comunicación escrita en este sentido», señaló. Araujo explicó además que esas diferencias internas habían tratado de mantenerse hasta ahora «de puertas para adentro», y lamentaba que ayer hubieran quedado evidenciadas de una forma tan notoria. «El único acuerdo que existe es el de la Junta Local, porque el Comité Ejecutivo Regional no se ha pronunciado», comentó. De la Torre, sin embargo, defiende que tanto él como Bretón y Hurlé han cumplido «escrupulosamente», con los estatutos del partido, que marca que la última palabra sobre los presupuestos locales en ayuntamientos que no estén gobernados por los populares debe decirla este órgano regional. «Quien quiera romper el grupo que lo rompa, pero por mi parte no hay ninguna ruptura», manifestó el portavoz municipal, que reprochó al Partido Socialista haber «metido el agua en nuestra casa».

La cuestión de confianza

La paradoja se dio alrededor de una hora más tarde de la votación de los presupuestos. Una vez rechazadas las cuentas gracias a los votos negativos de Somos, Ganemos, Izquierda Unida y los tres ediles populares que había en ese momento en la sala, la alcaldesa planteó la convocatoria de una sesión extraordinaria para abordar la cuestión de confianza «y no dilatar los plazos». Se convocó un receso para acordar el día y la hora de la convocatoria, en el que se decidió por unanimidad hacerlo inmediatamente después del Pleno de ayer, en el que se votó la cuestión de confianza, que contó con el voto afirmativo de los concejales del gobierno y los tres del PP presentes en ese momento, De la Torre, Bretón y Araujo.

Los populares, sin embargo, creían en ese momento estar votando la apertura del proceso, creyendo que a partir de entonces se abriría el plazo de un mes para que la oposición pudiera presentar una moción de censura. Sin embargo, estaban otorgando su confianza a la alcaldesa y permitiendo la aprobación inmediata de las cuentas, que saldrán ahora a información pública disponiendo de un mes para presentar alegaciones al proyecto. La confusión no afectó únicamente al Partido Popular, sino que también ediles de otros grupos desconocían al final de la sesión plenaria si el presupuesto se había aprobado o no.

El resto de grupos municipales asistieron desconcertados al desenlace de una semana de tensiones entre los populares, sin saber hasta el último momento lo que ocurriría en la sesión. Los portavoces reprocharon las nulas cesiones que había hecho el gobierno, que siempre confió en una aprobación por vía extraordinaria, como ha sucedido, y aprovecharon para hacer un relato de lo sucedido a lo largo del último mes.

El más claro fue Alejandro Cueli, de Izquierda Unida, que tiró del abecedario y de símiles futbolísticos para resumir los hechos. «El plan B del gobierno era la cuestión de confianza, pero luego se puso en marcha el plan de los barones Asturias-Madrid y se pasó al plan C, para el que había que neutralizar los votos negativos de la izquierda con el afirmativo de Ciudadanos y la abstención del PP», expuso. La ausencia anunciada de la concejala de la coalición, Llarina Fernández, de voluntariado en el Sahara, hizo innecesario el apoyo de la edil naranja. «Algo no iba bien en la negociación con el PP, y automáticamente se pasó al plan D, que suponía cambiar los jugadores en una maniobra antideportiva», sentenció Cueli.

Izquierda Unida lamentó el «desinterés del gobierno en negociar con la izquierda», así como el hecho de que no se hubieran incorporado algunos planteamientos de su grupo como tratar de frenar la destrucción de empleo público o el inicio de la remunicipalización de algunos servicios, una cuestión que también solicitaban otros grupos como Somos o Ganemos.

«El choque de trenes se produce precisamente por las remunicipalizaciones», defendió Primitivo Abella, de Somos, que criticó que Avilés se haya convertido en el Ayuntamiento «más privatizado de toda Asturias». El edil recordó que ese puesto lo ocupaba Oviedo, pero que las últimas decisiones tomadas por el tripartito le han hecho retroceder puestos y dejar a Avilés a la cabeza. «No había voluntad de negociación y lo teníamos asumido, pero pensábamos que nos íbamos a quedar aislados, como ocurrió en el debate de las ordenanzas, pero luego vimos que no había acuerdos con nadie», expuso Abella.

Ganemos reclamó más medidas contra el desempleo, Ciudadanos un incremento de las partidas de Promoción Económica y Somos estudiar alternativas a los planes de empleo. Ninguno de ellos logró nada. «Se ha constatado el fracaso negociador del Partido Socialista, tanto del equipo A como del equipo B, y vemos que el único PSOE que no es capaz de llegar a acuerdos es el de Avilés», incidió Cueli.

La alcaldesa, sin embargo, considera que «es el presupuesto que necesita Avilés, el que aborda sus retos fundamentales para seguir avanzado en promoción económica y continuar transformando y modernizando la ciudad». Mariví Monteserín valoró ayer que «el momento político impide alcanzar esos acuerdos», mientras que la concejala de Hacienda, Raquel Ruiz, valoró el hecho de que haya un crecimiento en las cifras globales de las cuentas y se vayan «recuperando los niveles óptimos».

El portavoz socialista, Luis Huerga, reprochó por su parte a IU que fuera «capaz de aprobar presupuestos a Caunedo en Oviedo y a Moriyón en Gijón, pero no al PSOE en Avilés», mientras que consideró que el rechazo del PP a las cuentas era «una cuestión de egos». «Su portavoz debería pedir perdón por romper un acuerdo que existía», reclamó.

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