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Natalia Méndez, en su despacho del Hospital San Agustín en Avilés. MARIETA
El área sanitaria no detecta sarampión ni rubéola en el último año

El área sanitaria no detecta sarampión ni rubéola en el último año

El informe de las enfermedades de declaración obligatoria en 2018 también indica un aumento puntual de infecciones meningocócicas

EVA FANJUL

Lunes, 11 de febrero 2019, 05:16

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Los procesos diarréicos con 7.464 casos, seguidos de la gripe, con 2.133 casos, y en tercer lugar la varicela, con 113 diagnósticos, son las enfermedades de declaración obligatoria (EDO) que mayor incidencia han presentado en el Área Sanitaria III durante el año 2018.

Las EDO son «una lista de enfermedades a vigilar de las que la autoridad sanitaria necesita conocer sus tendencias y su distribución en la población a lo largo del tiempo, para detectar de manera precoz aquellos casos susceptibles de una intervención», explica, Natalia Méndez, coordinadora de Salud Pública en el Área Sanitaria III.

El sistema EDO está regulado por ley, de forma que «todos los médicos que sospechen o diagnostiquen una de estas patologías están obligados a comunicarlo al Servicio de Salud Pública, sea cual sea su especialidad o pertenezcan al sistema sanitario público o privado», indica Natalia Méndez. También están sujetos a esta obligación «los responsables de instituciones y establecimientos públicos que tengan constancia o sospecha de que puede haber un brote en sus dependencias», añade Méndez.

Cerca de sesenta patologías constituyen el actual listado de las EDO. Además de las ya mencionadas, se consideran EDO el sida, la sífilis y las infecciones meningocócicas; las enfermedades vacunables como el sarampión, la rubéola, la parotiditis y la tosferina; las tuberculosis, la legionelosis y las hepatitis A y B, así como otras hepatitis víricas. Además, se incluyen otras enfermedades menos comunes como la malaria, la brucelosis, la disentería, el botulismo o el tétanos, entre otras.

De esta última categoría no se ha observado ni un sólo caso en el Área III durante 2018, tampoco se ha registrado hepatitis B, sarampión, rubéola o tosferina. En el caso de la parotiditis se contabilizaron en Avilés siete de los 54 casos que se dieron en toda Asturias el pasado año.

Donde sí se observó un aumento respecto al resto de áreas sanitarias fue en el número de infecciones meningocócicas diagnosticadas en la comarca de Avilés. En concreto, se contabilizaron ocho casos, la mitad de los registrados en el conjunto de la región. Aunque «hay que destacar, para tranquilidad de la población, que de ellos solo una cuarta parte, es decir, dos casos, eran meningitis. Se trata de algo puntual», incidió Natalia Méndez.

Otro de los datos destacados es el de la legionelosis, ya que el Área III fue la segunda área sanitaria asturiana con mayor incidencia de esta infección bacteriana con diez casos diagnosticados de los 44 contabilizados en toda la región, y solo por detrás de Gijón que computó veintitrés legionelosis.

Información para la acción

«La principal utilidad de las EDO es lo que nosotros llamamos 'información para la acción'. Más allá de las estadísticas toda la información que se transmite desde los distintos servicios de Salud Pública ayuda a tomar decisiones y actuar en caso de ser necesario», apunta Méndez.

El denominado sistema EDO es un sistema de control que forma parte del Sistema de Vigilancia Epidemiológica del Principado de Asturias (SIVE). Sólo las Áreas Sanitarias de Oviedo , Gijón y Avilés tienen un coordinador de Salud Pública. En concreto, que «la Salud Pública esté integrada en la asistencia es una característica del Área III, y por eso yo que no pertenezco al SESPA estoy trabajando aquí, en el San Agustín, donde tengo un acceso directo a los casos, a los pacientes ya sus familias y también a los profesionales sanitarios con los que colaboramos a diario», señala Méndez.

«Tratamos de facilitar el flujo de información entre los clínicos, enfermería, farmacia de primaria y nosotros para poder atender todas las situaciones de manera más efectiva, desde buscar una vacuna a dar información en un colegio o realizar una profilaxis a un colectivo», afirma la coordinadora de Salud Pública.

«El trabajo en el territorio facilita el mejor registro y manejo de las EDO, al mejorar el flujo de información las intervenciones son más rápidas, más eficaces y más directas», explica Natalia Méndez.

A través de un intercambio constante de información entre los facultativos, laboratorios y Salud Pública, el sistema EDO permite: estudiar las tendencias de las enfermedades en el tiempo, observar cambios en el patrón epidemiológico de las mismas; detectar agrupaciones de casos, epidemias y enfermedades emergentes; así como planificar y evaluar programas de salud, como los calendarios de vacunación.

A corto plazo el control de las EDO también sirve para detectar alertas de salud pública que requieran una intervención para proteger de riesgos a la población. «Se está riesgo para la salud pública en el momento en que la enfermedad puede trascender del ámbito de la salud individual. Salud Pública se encarga de la salud del colectivo a través de la vigilancia y control de las diferentes patologías que se dan en la población», comenta Méndez.

En este contexto, la responsable de Salud Pública en el Área III concreta qué consideran un brote epidémico las autoridades sanitarias. «Llamamos brote a un aumento del número de casos por encima de lo esperado para cada enfermedad y que tienen una fuente común. La declaración de brote es independiente de que se trata de una EDO o no», indica.

Por ejemplo, «la declaración microbiológica detecta un incremento de salmonelas y cada vez hay más. Se alertan los laboratorios para que nos avisen de la detección de un tipo concreto de salmonela que está predominando, e intentamos a partir de ahí con la información aportada desde el punto de detección averiguar si hay una causa común relacionada con aparición de esos casos. Si conseguimos dar con la fuente podemos atajar el problema con rapidez, aunque no es fácil y no siempre lo conseguimos», explica, Natalia Méndez

«La coordinación es fundamental, en Salud Pública somos todos el médico del paciente», destaca.

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