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Alberto Rendueles
Lunes, 3 de marzo 2025, 01:00
En anteriores artículos hemos narrado el protagonismo de jugadores de la comarca avilesina en el debut de equipos en Primera División, que realzan la formación ... balompédica de nuestra tierra. Pero hay un caso que se convirtió en leyenda de esa ciudad y en ese club, como sucede con José Jorge Martínez López, más conocido deportivamente por su nombre de pila.
Natural de Arnao, de la quinta de 1941, pronto mostró sus dotes como delantero centro en el Recreativo de su localidad. A pesar de no superar el metro ochenta de estatura, destacaba sobremanera por su dribling y su juego de cabeza, que le llevaron, aún en edad juvenil, a interesar al Real Avilés antes de fichar por el Real Oviedo. Dejó atrás a sus compañeros del Recreativo de Arnao pero siempre los mantuvo como amigos, para iniciar una próspera carrera futbolística. Un equipo en el que llegó a coincidir con inolvidables jugadores como Florín, Sanjuán, David Fernández o Cleo, que también tuvieron un buen recorrido en este deporte, especialmente los dos primeros, en el Real Gijón y Deportivo de La Coruña, con paso incluido por el Real Avilés.
José Jorge estuvo poco tiempo en la capital asturiana, ya que en 1960 se enroló en las filas del Pontevedra, equipo gallego que hacía poco tiempo que había ascendido a Segunda División y estaba sentando las bases de una plantilla inolvidable, aquella de la década de los años sesenta del pasado siglo, que se conoció por la famosa frase 'Hay que roelo'. Allí llegó con diecinueve años de edad para asentarse en el ataque, en especial en la temporada 1962-1963, en la que el equipo logra su histórico ascenso a Primera División, con once goles incluidos del atacante castrillonense.
Para la historia del Pontevedra, y en particular la de José Jorge, quedará aquella primera jornada de la máxima categoría de la campaña 63-64. Aquel 15 de septiembre de 1963 y con un estadio Pasarón abarrotado, el conjunto gallego se estrenaba en esta división ante el Real Zaragoza, con una formación integrada por Fermín; Azcueta, Deza, Cholo, Martín; Calleja, Recalde, Cerezuela; José Jorge, Vallejo y Ribada. El partido finalizaría con empate a uno en el marcador, gol logrado por Martín, pero con la sensación del equipo podía dar guerra a los grandes durante la temporada. De hecho, llegaron a obtener un histórico triunfo ante el Real Madrid de los Santamaría, Zoco, Amancio, Di Stéfano y Puskas, en un 3 de marzo de 1964 que permanece vivo en la memoria de la afición local. Cerezuela marcaba el único tanto del partido, en el que José Jorge tuvo una destacada actuación, con continuos envites a la defensa blanca.
Nuestro protagonista daría una gran imagen durante toda la campaña, hasta el punto de ser el máximo goleador del equipo, tras haber logrado ocho tantos, logrados ante el Real Oviedo (dos), Valladolid, Real Murcia, Atlético de Madrid, Levante, Atlético de Bilbao y Español. Aún así, no se pudo evitar el descenso. Sería por poco tiempo, ya que al año siguiente se lograba un nuevo ascenso a Primera División, en la que jugarían desde 1965 a 1970, año en la que la vuelven a perder la categoría para ya no regresar hasta la fecha. No obstante, José Jorge había dejado el club pontevedrés en 1967, tras contribuir esa campaña con otros nueve goles, muy importantes para la permanencia del equipo.
José Jorge coincidió durante su etapa en Galicia con otros jugadores que con el paso del tiempo tuvieron vinculación con el Real Avilés, aunque ya como entrenadores. Esos fueron los casos del histórico goleador Neme, Vallejo y José Ramón Fuertes. También tuvo como técnico a José Luis Molinuevo, quien también dirigió los destinos del Club Deportivo Ensidesa.
Para la temporada 67-68, José Jorge inició una nueva etapa deportiva en el Racing de Santander, donde anotó seis tantos que confirmaban, una vez más su olfato goleador, y se retiró en 1970 en el Gimnástico de Tarragona, tras más de una década en la elite del fútbol nacional.
A pesar de este cambio temporal de destino, su vida estaba ya encaminada en Pontevedra, a donde regresó para estar con su familia –de la que tiene hijos y nietos– y ejercer profesionalmente en el Banco Bilbao, entidad financiera de la que llegó a ser director. Aún así, siguió manteniendo un estrecho lazo con su familia y amigos en Castrillón, y los muchos que sigue teniendo en Avilés, que mantienen intacto su recuerdo.
y ejercer profesionalmente en el Banco Bilbao, entidad financiera de la que llegó a ser director. Aún así, siguió manteniendo un estrecho lazo con su familia y amigos en Castrillón, y los muchos que sigue teniendo en Avilés, que mantienen intacto su recuerdo.
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