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Tomar la tensión de los pacientes es uno de los trabajos de enfermería. JOSÉ PRIETO
Una atención integral

Una atención integral

Cerca de cuarenta profesionales trabajan en la unidad hospitalaria que implica a los servicios de neurología y medicina interna

E. FANJUL

AVILÉS.

Lunes, 4 de junio 2018, 02:00

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La planta sexta norte del San Agustín acoge la unidad hospitalaria en la que ingresan pacientes de los servicios de neurología y medicina interna del Área III. Una unidad que se caracteriza por prestar asistencia a pacientes que presentan un elevado grado de dependencia y que precisan una gran carga de cuidados. «Nuestros pacientes necesitan ayuda total o parcial para tener cubiertas las necesidades básicas como comer, asearse, vestirse o moverse», detalla María José Fernández García, la supervisora de la unidad hospitalaria de la sexta norte.

La labor de la supervisora consiste en coordinar el trabajo de los profesionales sanitarios que prestan servicio en la unidad y que en 2017 atendieron a un total de 1.440 personas ingresadas, de las que 808 fueron pacientes de Neurología y 632 de medicina interna.

Cerca de cuarenta profesionales conforman el equipo de la sexta norte: trece enfermeras y trece técnicos en cuidados de enfermería, un celador de apoyo, personal de limpieza, de administración y, por supuesto, los médicos especialistas de cada servicio. «Lo importante es el trabajo en equipo que se realiza en la unidad, la comunicación y la buena relación que hay entre todos», destaca la supervisora.

La planta dispone de 34 camas, diecisiete de ellas corresponden a medicina interna y las otras diecisiete a neurología, «aunque su disponibilidad es flexible y se adaptan a las necesidades del servicio», apunta. En el caso de neurología, «las patologías más comunes que presentan nuestros pacientes son ictus, accidentes isquémicos transitorios, esclerosis múltiple, inestabilidad en la marcha, a veces tumores cerebrales, crisis convulsivas», detalla la supervisora.

Si hablamos de medicina interna, los más frecuentes suelen ser «pacientes con enfermedades crónicas que en un momento determinado sufren una complicación que requiere ingreso, enfermedades infecciosas, pacientes con síndromes generales, con anemias, a veces enfermedades autoinmunes», enumera María José Fernández.

Cuidados personalizados

El principal proveedor de cuidados de la unidad son las enfermeras, «unos cuidados de máxima calidad que en muchas ocasiones son bastante complejos porque requieren de técnicas complicadas», incide María José Fernández. «Elaboramos planes de cuidados personalizados para cada paciente que se registran exhaustivamente en la historia clínica electrónica, así cualquier profesional que trabaje con esa persona puede conocer el plan que se le aplica», añade.

Cada vez que un paciente ingresa en la unidad, la enfermera realiza un informe integral en el que además del estado físico se evalúa el estado psicológico y el social. «Esto es muy importante porque si detectamos alguna situación de riesgo social nos ponemos en contacto inmediato con la trabajadora social para que haga una intervención para solucionar ese problema», explica.

Este tipo de situaciones se dan casi a diario y son atendidas por una enfermera gestora de casos que sirve de enlace. De hecho, la responsable de esta unidad destaca un perfil de paciente concreto, el que corresponde al síndrome del anciano frágil. «Suelen ser pacientes mayores, demenciados o desnutridos, anémicos o con úlceras por presión», explica. En estos casos, si es necesario, «la trabajadora social ayuda al paciente o a su familia en la búsqueda de asistencia o de un centro sociosanitario», explica.

El constante contacto con el entorno del paciente permite identificar y facilitar recursos al cuidador principal de aquellos que son dependientes. En concreto, «desde hace unos años se imparten un día a la semana talleres para cuidadores de pacientes con alto nivel de dependencia», explica. Para completar esta formación, el año pasado se instauró el programa 'más cerca' «para que los cuidadores puedan llevar a la práctica lo que aprendieron en el taller. Se les forma en la propia habitación, donde los profesionales les indican cómo se cambia un pañal, un cambio postural, la higiene del paciente encamado o cómo se les levanta con una grúa. El objetivo es que al alta el cuidador tenga más formación», concluye.

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