«Avilés debería ser un hub de la industria renovable, del eólico marino»

–Pasa de tres personas en 200 metros cuadrados en La Curtidora a 76 trabajadores en tres sociedades y con una filial en Polonia. ¿Cómo se hace ese camino?

–Es un recorrido de diecinueve años. En ese tiempo se puede hacer, no en dos o tres; pero sí en diecinueve.

–Con toda su experiencia, ¿qué aconsejaría a un emprendedor?

–Es complicado. Depende mucho del sector donde deseas emprender, de lo que quieras hacer; de los contactos que tengas por otros trabajos, por experiencia. Es muy difícil emprender desde cero: sin conocer a nadie, sin tener una red de potenciales de clientes. Lo importante es tener una idea de negocio que te permita satisfacer una necesidad de mercado, no que sea buena o mala. Fue lo que hicimos nosotros con el laboratorio, [TAM]. A partir de ahí, todo es gestión y trabajo para responder una necesidad.

–¿Por ejemplo?

–Yo no sé nada de periódicos, pero si creo un periódico tendría que buscar algo diferente a lo que existe. Hoy en día, en el sector industrial, que es lo que mejor que conozco, en campos como la robotización, la inteligencia artificial puede ofrecer opciones.

–¿Qué papel juega la administración: Cómplice, aliado, enemigo?

–Nosotros siempre hemos tenido una relación muy cordial con la administración. Nos han ayudado y concedido subvenciones que, en un momento determinado, fueron muy bienvenidas. Tienes que contar con la administración, saber las normas que debes cumplir. En nuestro caso, ha sido una ayuda.

–¿Avilés, con La Curtidora y Avilés Empresas, es un caso especial?

–Desde que nosotros empezamos en 2006, Avilés ha cambiado mucho y para mejor. En 2006 estaba La Curtidora y poco más. Creo que ya estaba el Centro Tecnológico de Idonial, aunque ese momento se llamaba Itma. Y poco más. Ahora ha cambiado mucho.

–¿En qué sentido?

–Avilés apuesta por la innovación, hay un montón de empresas innovadoras, centros de I+D; tenemos el Centro Global de ArcelorMittal. En temas de industria e innovación, hay mucha actividad.

–Escuchamos con frecuencia hablar del ecosistema innovador, el Parque Tecnológico. ¿Se crean realmente esas sinergías, se genera ese valor?

–Sí. Se generan esas sinergías. En nuestro caso, algunos de los centros de I+D que existen son clientes directos nuestros. Al mismo tiempo, para la ciudad es una publicidad y una imagen fantástica que atrae a otras empresas y centros de investigación. De alguna manera te pone en el mapa. Y yo creo que eso siempre es bueno.

–Regresan al mercado internacional con una filial en Polonia. ¿Es una evolución natural?

–Es difícil. Hay que tener un pequeño músculo financiero porque afrontas una serie de gastos sin asegurar los ingresos más allá de expectativas. Y es difícil a nivel organizativo y administrativo. La suerte es que puedes contar con entidades como Asturex que te ayudan realmente. Te ponen en contacto te ponen en contacto con organizaciones que te pueden ayudar, incluso te pueden apoyar económicamente. A empresas pequeñitas como la nuestra, les recomendaría hablar con Asturex.

–¿Y cómo fue su experiencia?

–A nosotros nos interesaban los mercados de Alemania, Reino Unido y Polonia. El año pasado hablamos con Asturex, con su red de agenda. Hablamos con el agente de Asturex en Polonia y nos pusimos con el proyecto.

–¿Sufre los problemas para encontrar personal?

–Sí, pero no más que otras empresas. Es difícil porque las empresas pequeñas tenemos dos problemas: atraer conocimiento y retenerlo. Muchas personas ven las empresas pequeñas como un inicio, un trampolín para las multinacionales donde piensan que pueden tener más proyección.

–¿El problema está en el sistema educativo?

–Siempre ha habido cierta desconexión entre las facultades, escuelas de ingeniería y centros de formación, pero ahora no más que antes. Siempre tienes que hacer una formación para adaptar a la persona a tu empresa. Los problemas son de otra naturaleza. Ahora entrevistas a personas que no se plantean viajar ni moverse de Asturias. Nosotros hemos rechazado proyectos en América porque no teníamos gente para ir.

–¿Es un cambio generacional?

–No lo sé, no soy sociólogo y no puedo asegurarlo. Posiblemente hay una mezcla de factores: aquí hay trabajo y las nuevas generaciones no tienen esa cultura del trabajo que teníamos nosotros. La ecuación es difícil y la administración no lo pone fácil con algunas normas.

–¿Por qué?

–Es la pescadilla que se muerde la cola. Por una parte la administración dice que las pymes deben crecer y salir fuera. Pero para salir fuera debes asumir horarios de tus clientes, que no siempre coinciden con los de aquí. Si quieres salir no puedes imponer horarios que tienes aquí. La legislación laboral cada vez es más rígida y puede ser un obstáculo.

–¿Cómo ve los próximos diez años?

–No me gusta hacer predicciones, sí previsiones. Estamos en el sector adecuado, que es las energías renovables; el lugar adecuado, que es Avilés, y en un entorno adecuado. ¿El futuro? No lo sé. Todo puede cambiar.

–Le veo optimista.

–Veo bien a Avilés. Debería ser un hub de la industria renovable, del eólico marino. Tenemos a Windar, que es un referente del sector; hay conocimiento, empresas que trabajamos al abrigo de Windar, el puerto; hay terrenos, como la ampliación del PEPA. Se deberían hacer más cosas.