Avilés despide a Belarmino Martínez, «la solidaridad hecha persona»

«Una vida se logra cuando pasamos por el mundo haciendo el bien, acogiendo y acompañando a las personas cuando más lo necesitan». El párroco de Santa Bárbara de Llaranes, Segundo Fernández, resumía así la trayectoria de Belarmino Martínez en un cálido y emotivo funeral de despedida, en el que sus amigos, y vecinos, compañeros de Cruz Roja y representantes de todo el movimiento social de Avilés, volvieron a arropar a su familia, profundamente afectada por la pérdida de una persona cuyos valores trascendían a su entorno más cercano.

La comitiva fúnebre del presidente de la asamblea local de Cruz Roja llegaba a la iglesia de Llaranes poco antes del mediodía, donde a pesar de las restricciones por la pandemia se congregaban un buen número de personas para darle el último adiós a Belarmino Martínez. Su familia recibía las muestras de cariño antes de que sus nietos formasen delante del coche funerario y su hijo y yernos portasen el féretro hasta el interior del templo.

En el transcurso de la homilía el párroco reflejó la innumerable lista de calificativos positivos que había recogido en los dos últimos días tras el fallecimiento de Belarmino Martínez. «Estamos respirando mucho amor concentrado, amor recibido y amor entregado. Cuanto más queremos, más trabajo cuesta separarnos, pero a la vez hay muchísima gratitud, esperanza y paz», aseguró Segundo Fernández para reconfortar a una familia que escuchaba unida las palabras del párroco.

«Su vida ha merecido la pena. De la bondad del corazóno hablan la boca, las manos, todo el cuerpo», prosiguió Segundo Fernández para ensalzar la figura de Belarmino Martínez, a quien calificó como «la solidaridad hecha persona», de alguien que fue «profundamente humano, y eso se traduce en la bondad cotidiana, en el cariño y en la ternura de un hombre alegre y afable».