«En Avilés estamos investigando la producción del grafeno por kilos»

Han transcurrido dos días desde que, el pasado viernes, el consorcio Room 2030 instaló en la explanada del Centro Niemeyer su primer modelo de habitación modular de alta tecnología para el sector hotelero. Desde entonces, el habitáculo se ha convertido en un reclamo para decenas de curiosos, atraídos tanto por su atípico aspecto como por la fusión de innovación, flexibilidad y sostenibilidad que encarna. Buena parte de ese mérito corresponde al laboratorio New Frontier, una de las bazas en I+D de ArcelorMittal, que ha dotado al proyecto de innovadores materiales. Su responsable, Roberto Suárez Sánchez (Avilés, 1972), reflexiona sobre su impacto tanto para el sector como para la comarca.

-¿Se cumple un sueño para su equipo con esta presentación?

-Sí, la verdad es que se cumple un trabajo en el que ArcelorMittal, desde la parte de I+D, ha trabajado bastante. Pero no solo eso. Lo que es también muy ilusionante es que se ha conseguido aunar esfuerzos de diversas empresas, de muy variadas tecnologías, desde el buen dormir hasta iluminación. Ha sido una colaboración magnífica, y estamos muy contentos con el resultado.

-Del laboratorio que lidera procede el tan comentado grafeno.

-Bueno, se ha dicho en los medios, y ha llegado a todo el público, que el grafeno es un material con unas propiedades maravillosas y que va a cambiar el mundo. Y es verdad, pero plantea unos retos tecnológicos muy importantes. Hay que tener en cuenta que, cuando se descubrió, fue en una escala microscópica. El gran desafío ahora es cómo llevarlo a una fabricación industrial, que ya es una dimensión inmensa, sin que pierda sus propiedades y, además, de manera rentable económicamente

-¿Es la línea que están siguiendo?

-Es en lo que está todo el mundo actualmente. Sí que ha habido una investigación básica, pero ya está muy avanzada. Ahora se trata de llevar el laboratorio a la industria.

-¿Y las instalaciones de Avilés están capacitadas para lograrlo?

-Yo creo que sí. Tenemos un buen equipo multidisciplinar que está trabajando en ello. Seguimos dos líneas: una es cómo fabricarlo industrialmente, para lo que existe una planta piloto aquí, en Avilés, en la que se puede producir en escala de kilos, que para el grafeno es mucho. La otra línea es buscar aplicaciones industriales factibles.

-¿Ya tiene alguna en mente?

-Bueno, la propia Room 2030 incluye dos: el calentador de grafeno, las pinturas que, aplicadas a una superficie que no estaba pensada para ello, irradian calor a través de una corriente eléctrica; y una serie de sensores capaces de notar las variaciones de deformación de la estructura.

-¿Repercutirá positivamente en la empleabilidad local?

-Tengo la esperanza de que sí, en efecto. De momento, pretendemos consolidar la plantilla del New Frontier, y que dé sus frutos. Ahora hay unos 110 profesionales, entre ingenieros, técnicos de laboratorio, físicos, químicos... Pensemos que el centro nació en 2014 con sólo quince personas, por lo que el crecimiento ha sido realmente exponencial. No es tan importante el número, sino el que esas personas cimienten sus conocimientos.

-¿La apuesta por nuevas soluciones es una respuesta a las llamadas de atención de la naturaleza?

-Creo que es una decisión conjunta, fruto de nuestra voluntad y de su necesidad. Lo que está haciendo la naturaleza es obligarnos a abrir los ojos a nuevas formas de proceder. Una vez te das cuenta, es mucho más fácil. Cuando todo el mundo piensa y cambia el chip, y toma conciencia de que tenemos que hacer las cosas sin perjudicar a la naturaleza, o perjudicándola lo menos posible, se nos ocurren muchas ideas.

-Entonces, ¿augura un éxito?

-Desde luego, y estamos reforzando el potencial en I+D de la comarca. Es nuestra línea de actuación.