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Algunos de los ejemplares de baila localizados cerca del Niemeyer. MAVEA
La 'falsa lubina' llega a la ría de Avilés por el calentamiento del agua

La 'falsa lubina' llega a la ría de Avilés por el calentamiento del agua

El Grupo Mavea avista hasta tres bancos de bailas en aguas locales, pese a su predilección por zonas más cálidas, como el Mediterráneo

BORJA PINO

AVILÉS.

Martes, 19 de octubre 2021, 01:35

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Pequeño, de cuerpo plateado, con decenas de motas negras como señas de identidad inconfundibles... Y raro. Muy raro. Al menos, para las aguas del Cantábrico, y más aún para las de la ría de Avilés. Esa es la descripción más escueta y precisa que se puede hacer de la baila, designada por los biólogos como 'Dicentrarchus punctatus', y conocida coloquialmente como 'falsa lubina'. Desde hace días, y por primera vez desde que se tienen registros, varios bancos de dicha especie han sido localizados en aguas locales por miembros del Grupo Ornitológico Mavea. Y su presencia ha suscitado a la vez alegría y preocupación entre sus descubridores avilesinos.

«Nos llamó mucho la atención porque en la guía de peces del Principado, redactada en los 80, no figura», explica el biólogo César Álvarez, cofundador de la organización. Especializados en la fauna aérea, y no tanto en la acuática, él y sus compañeros «acudimos a amigos pescadores. Todos ellos coincidieron: las bailas habían llegado a Avilés».

Por ahora, tres grupos diferentes de estos peces han sido detectados, todos ellos en las inmediaciones del Centro Niemeyer, sumando un total de hasta mil animales. No obstante, pese a que el avistamiento se produjo a mediados de la semana pasada, eso no significa que su llegada a la ría haya sido tan próxima en el tiempo. «Podrían llevar aquí una década, fácilmente, pero no hemos reparado en ellos hasta ahora», explica Álvarez. Habitual de más cálido Mediterráneo, en los últimos años se han visto algunos cardúmenes en las costas gallegas, fruto del progresivo calentamiento de las aguas.

Aunque apreciadas en la cocina malagueña, las bailas avilesinas no son de consumo recomendable, debido a la contaminación

Esa es precisamente, la parte negativa de este hallazgo, pues constituye «una constatación más de los efectos del cambio climático». No obstante, ni Álvarez, ni sus compañeros están aún preocupados por posibles implicaciones mayores. «Es solo un síntoma del cambio de los tiempos, y de cómo especies propias del Mediterráneo empiezan a encontrar el Cantábrico como una opción acogedora para vivir», acota.

De hecho, una segunda derivada positiva del descubrimiento de bailas en Avilés es, precisamente, el síntoma de la recuperación de los ecosistemas de la ría que conforma. Con las progresivas campañas de limpieza del litoral y de control sobre las emisiones contaminantes dando sus frutos, «el potencial que tiene este estuario para acoger nuevas especies aún es alto, y cuanto más se limpie, mayor será».

Pese a esa nueva esperanzadora, todavía es mucho lo que resta por hacer, y por eso Álvarez no aconseja el consumo de bailas, pese a que «en Málaga son muy apreciadas, porque su sabor recuerda al de la lubina». En Avilés, en cambio, los niveles de contaminación todavía existentes disuaden de su uso en las cocinas, pues, «aunque suele entrar en la ría con aguas limpias, en pocos minutos aquí se contamina».

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