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POR ALBERTO RENDUELES
Sábado, 8 de febrero 2020, 01:24
La ría avilesina siempre ha estado íntimamente ligada a las actividades de nuestra ciudad, y las deportivas no iban a ser menos. Ya desde finales del siglo XIX se tiene noticias de la práctica de juegos como la cucaña, natación y luego regatas de botes, que venían a coincidir esencialmente con el programa de fiestas de San Agustín, allá por los meses del mes de agosto, cuando la temperatura del agua era idónea. Precisamente un cambio de última hora motivó la aparición de una nueva modalidad deportiva como fue el caso del waterpolo.
El diario de LA VOZ DE AVILÉS del 27 de agosto de 1920 se hacía eco de este acontecimiento deportivo de la siguiente forma: «Festival marítimo.- No pudiendo celebrarse en estas tardes de feria las acostumbradas regatas y otros concursos náuticos a causa de las mañas horas de la marea, la Comisión de Festejos organiza para el domingo, de doce a una, un festival marítimo consistente en un partido Watter-Polo que jugarán dos equipos forasteros, con sujeción a reglamento del que daremos a conocer los más importantes artículos para ilustración del público».
De este acontecimiento se realizaba en LA VOZ DE AVILÉS del martes 31 de agosto un comentario encuadrado en el resumen de las fiestas de San Agustín, en el que se puede leer lo siguiente: «Por la tarde se celebró en la ría local un partido de Watter-Polo, espectáculo por primera vez visto en Avilés y al que concurrió numeroso público que celebró las incidencias del juego, en el que salieron empatados a tres goals los equipos gijoneses primera y segundo». Dicho partido se jugó en las proximidades del puente de San Sebastián, zona más propicia y próxima al casco urbano y aunque no se nombra el club de procedencia de los competidores es bastante probable que se tratasen de jugadores pertenecientes al Real Club de Regatas de Gijón, entidad en la que ya se venía desarrollando esta actividad y que tendría una importante relación con el equipo que luego se formaría en nuestra ciudad.
El impacto y la curiosidad que supuso el citado partido de las fiestas de San Agustín tuvo rápidamente eco en la propia creación de la Asociación Atlética Avilesina, ya que una de las primeras secciones que se pusieron en marcha en esta entidad polideportiva fue precisamente el waterpolo. Y el Real Club de Regatas de Gijón fue uno de los rivales más acérrimos, dentro de la deportividad sana que distinguía a unos y otros equipos en la época. Las invitaciones fueron mutuas, dada la buena comunicación ferroviaria, en pos de esta modalidad deportiva.
Se da la circunstancia que aquel equipo de la Asociación Atlética Avilesina -que compitió entre los años 1933 y 1936- se encontraba un nutrido de deportistas que destacaban igualmente en otros deportes, demostrando así una gran polivalencia. Nombres como Ramón Granda y Gobain García -componentes también de la Gran Goba de piragüismo-, Gildo -que luego sería un destacado aviador-, el portero Raúl Santos, Edmundo, Baldomero, Paco Inclán, Lorda, Pepe Tamargo, Riolo, Gago o Lele, estos últimos igualmente destacados atletas e incluso jugadores de fútbol en equipos recordados en la villa como el Europa avilesino.
Con estos mimbres y su rápida adaptación al medio acuático, ya que eran consumados nadadores, crearon un homogéneo equipo difícil de batir. De hecho su presencia se hizo habitual en otra de las tradicionales fiestas de nuestra ciudad, El Bollo, del que pasó a ser también parte del programa festivos. Sus partidos eran incluso amenizados por la banda de música y ambos lados de la ría se agolpaban los vecinos de la villa para sentir la emoción de sus acciones y del marcador de los encuentros.
Incluso la celebración de los encuentros resultaba bastante llamativos, ya que en muchas ocasiones se utilizaban barcazas para delimitar las bandas del escenario donde competían los esforzados waterpolistas, al igual que sucedía también con pruebas de natación en las que estos competidores también solían participar gracias a su polivalencia.
La semilla que dejó aquel mítico equipo de la Asociación Atlética Avilesina fue grande y siempre recordado en la villa. Por eso en el año 2007 el Club Natación Avilés puso en marcha esta sección con el ánimo inicial de 25 nadadores y la esperanza de echar raíces en el Principado de Asturias. La experiencia competitiva de Carlos Crespo, Josete y Carlos servía de ejemplo para que el resto aprendiese esta modalidad de la que los entrenadores Iván Alonso y Pablo Artime se han empeñado en fructificar. La buena idea de estos nuevos impulsores del waterpolo debería tener su apoyo en las administraciones locales y regionales para su fomento, que ya ha quedado reducido a las piscinas, lejos de incómodas mareas y paso de embarcaciones.
La limpieza de la ría y la recuperación del entorno del Niemeyer sería también una buena excusa para dar el empujón definitivo al waterpolo que, quien sabe, algún día podría volver a ser recuperado para las fiestas locales en las misma aguas que lo contemplaron por primera vez hace ahora cien años.
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