El Ferrera acoge a más de 5.000 comensales

Antes de acceder al parque, los miembros del equipo de seguridad ubicados en los accesos al recinto controlaban que no se introdujesen vasos de vidrio en el recinto ni que los menores pudiesen entrar con bebidas alcohólicas. «Solo permitimos la entrada de botellas de sidra porque aunque son de cristal son resistentes y no suelen romperse con facilidad a diferencia de los vasos», explicaba uno de los guardias privados aúna joven.

Cerca de las tres de la tarde, y bajo un sol de justicia, el ambiente empezó a animarse y la zona central del parque era un hervidero de chicos y chicas disfrutando de la fiesta. Bocadillos, empanadas y tortillas fueron los principales componentes del menú juvenil con la sidra como protagonista.

«Venimos siempre, nos presta mucho esta fiesta porque nos juntamos gente que hace mucho que no veías porque algunos estudiamos fuera y, por supuesto, la sidra que no puede faltar, que es patrimonio asturiano esencial», comentaba David Fraga junto a un numeroso grupo de jóvenes de Corvera, Avilés, Oviedo y Cantabria.

Algunos jóvenes venían de otros concejos por primera vez para descubrir una fiesta a la que piensan volver. «Está muy bien el ambiente, el sitio..., lo único que echamos de menos es la música. Cada grupo pone la suya, pero no estaría mal un dj o algo», proponen Malena Fernández y Alejandra García, de Salinas, que participaron en la comida en la Calle con sus amigos.

Parece que cada año son más las familias con niños que eligen el parque Ferrera para disfrutar de esta jornada festiva. «Venimos al Ferrera desde que tenemos niños. Antes íbamos a las mesas de Galiana pero con los críos es mejor estar aquí, tienen los columpios pueden correr y así disfrutamos todos», comentaba Silvia Fernández, que junto a un grupo de amigos pasan el día a la sombra de uno de los frondosos árboles del parque.

Los grupos familiares los jardines más cercanos a la zona de ocio infantil, desde la puerta de la calle Marqués hasta la de Rivero. Algunos disfrutaron de la comida sobre una manta, al más puro estilo picnic.

Los bancos del parque también sirvieron de improvisada mesa para algunos grupos de personas mayores que daban buena cuenta de sus bocadillos y otras viandas. «Nos encanta estar aquí con la juventud, nos lo pasamos bomba y, mira, traemos hasta café», comentaba Dolores de la Puente, vecina de Corvera.

También hubo grupos que realizaron todo un despliegue de intendencia con carpa, mesas y sillas de camping y hasta fuentes de agua portátiles. «Llegamos hacia las once de la mañana e instalamos la carpa con sitio para nueve personas», explica Ana Fernández Bedía, con las mesas dispuestas para disfrutar de un menú compuesto de tortilla, escalopes de pollo, empanada y «por supuesto el bollo de Pascua, que no puede faltar», indica.

En distintos puntos del parque se dispusieron baños portátiles, además de los aseos del propio parque que este año estuvieron abiertos al público tras concluir su reciente restauración.

La celebración de la Comida en la calle en el Ferrera finalizó a las seis de la tarde, momento en el que los jóvenes se dirigieron al Carbayedo y a Sabugo para continuar la fiesta. Una vez despejado, los operarios del servicio de limpieza retiraron el grueso de la basura en pocas horas, debido a que «el comportamiento más cívico de los jóvenes dejó menos residuos en las praderas y más en los contenedores», según informó el Ayuntamiento. El parque permanecerá cerrado hasta mañana cuando se realizará una revisión que confirme su perfecto estado.