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Los alumnos experimentan por su cuenta con materiales Montessori que eligen libremente. MARIETA
La conexión Montessori

La conexión Montessori

El Marcos del Torniello cumple dos cursos desde la incorporación de este método

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Lunes, 30 de abril 2018, 03:50

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Han pasado más de cien años desde que la ingeniera, científica y psiquiatra italiana Maria Montessori acuñara un método de aprendizaje basado en la libertad e independencia de los niños para desarrollar sus intereses e inclinaciones naturales. Cien años que no son nada en un sistema educativo que incorpora novedades lenta y progresivamente, evaluando con precisión los resultados antes de dar el siguiente paso. El colegio público Marcos del Torniello lo adoptó en el curso 2016-2017 para su etapa de infantil, compartiendo espacio con la filosofía constructivista que desde hace dos décadas guía la forma de trabajar en el centro.

Marta Quirós, jefa de estudios del colegio y responsable de infantil, aclara que no son una escuela Montessori integral, pero han introducido el método en algunos espacios porque «encaja a la perfección con nuestro proyecto educativo asentado en el constructivismo como eje vertebrador de la vida cotidiana».

El Marcos del Torniello basa el aprendizaje del alumnado en la actividad propia del niño y en la experimentación. Los profesores crean, provocan y tratan de sacar partido a situaciones cotidianas en la vida del menor, buscando en ellas el enfoque educativo. Escenas tan sencillas y habituales como el reparto de la fruta a media mañana sirven tanto para concienciar sobre la importancia de una alimentación saludable como para aprender a contar y trabajar las matemáticas. «Repartimos la fruta, la dividimos o la sumamos para comprobar si hay para todos. Son utilidades matemáticas incorporadas en la educación de una forma funcional», pero es solo un ejemplo de los múltiples que se suceden a lo largo de la jornada y que comienzan desde la misma entrada en el aula. «Aquí no entran, se sientan en una silla y se ponen a trabajar de inmediato. Les damos un tiempo para la convivencia y para el encuentro, para el lenguaje oral o para guardar sus cosas en la caja de los secretos, como esos diez minutos del café de los adultos», explica Quirós.

La incorporación del método Montessori surgió a raíz de un curso impartido en el Centro de Profesorado y Recursos (CPR) al que asistió el equipo docente de infantil. Este método crea ambientes estructurados en los que priman la estética y el orden, y los docentes ponen a disposición de los alumnos unos materiales diseñados por Montessori con los que se trabajan el lenguaje, las matemáticas, los sentidos y la practicidad. Los niños tienen libertad para escoger las piezas que prefieran, no deben ser molestados por nadie y tampoco pueden obligar a otro niño a que juegue con ellos. Los profesores actúan solo como guías cuando es necesario, invitando al alumno a plantearse retos con esas piezas por las que tienen menos interés.

Esta forma de trabajar ofrece resultados académicos y ha repercutido en la matrícula, con familias que no son del barrio, algo que celebra una plantilla que ve premiada su apuesta por esta fusión de métodos.

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