La Dana obligó a prestar ayuda psicológica a 3.080 personas
Nieves Hermosín Carpio y María Jesús Taboada presentaron en Avilés los programas de apoyo tanto para los afectados como para los voluntarios
Las inundaciones provocadas por la DANA de Valencia en octubre del pasado año hicieron que 3.080 personas necesitasen atención psicológica, tanto profesionales y voluntarios que acudieron a la zona como afectados. La presentación de ese trabajo fue el eje de la primera de las mesas redondas en la última jornada del Congreso sobre el Modelo Avilés que se ha venido desarrollando en el Hospital Universitario San Agustín esta semana.
El apoyo a los voluntarios se realizó a través de dos vías. Por una parte, desde la Dirección General de Salud Mental y Adicciones, que fue presentada por Nieves Hermosín, jefe de sección de Psicología Clínica del Hospital Clínico Universitario de Valencia, y por el convenio firmado entre el Colegio Oficial de Psicólogos y la Asociación EMDR y que fue presentada por la doctora María Jesús Taboada Costa, directora del Centro de Psicología y Trauma Chus Taboada.
María Jesús Taboada recordó la necesidad de intervenir ante estas catástrofes, puesto que «el trauma es como la radioactividad, no se ve, pero siempre se notan sus efectos».
Las personas que recibieron apoyo psicológico fueron tanto damnificados como voluntarios y profesionales que acudieron a la zona ante el impacto por lo vivido. «El apoyo psicológico ayuda a los voluntarios a la digestión de la situación por la que han pasado», apuntó Taboada.
El programa de apoyo aún se mantiene. Los testimonios aportados ayer reflejan lo vivido en la zona afectada, como puede ser el relato de una persona que expresa su alivio por poder caminar por la calle sin sentir que va a llegar un aluvión de barro. Diferentes testimonios aluden a un sentimiento de culpa por haber sobrevivido o sensación de que la catástrofe se repetirá, entre otras consecuencias.
Nieves Hermosín expuso que el hecho de que se alarguen las consecuencias de las inundaciones provoca que los daños psicológicos se mantengan en el tiempo. Ambas ponentes explicaron que los daños sufridos reflejan la magnitud de la tragedia vivida y que los apoyos profesionales aún se mantienen. También reconocen la importancia de las muestras de solidaridad recibidas, toda vez que supusieron «un apoyo emocional».
El reto de decidir
El congreso se cerró con la conferencia del profesor Diego Gracia, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid, y que fue invitado a raíz de su nuevo libro: 'El hombre deliberante' (Editorial Triacastela). La obra, publicada este año, es una reflexión moral sobre el reto de decidir.
«El ser humano toma a diario decisiones», recordó ayer, «pero lo más habitual es tomarlas en un contexto de incertidumbre. En una situación de certeza siempre es más fácil decidir, pero esas son excepcionales, lo más normal es encontrarse en un situación de incertidumbre», reflexionó ayer.
En algunos campos, como el sanitario, la incertidumbre es un elemento constante. «La incertidumbre es algo propio de la vida. Los profesionales sanitarios toman constantemente decisiones en ese contexto de incertidumbre», apuntó. La deliberación es el método propuesto por el profesor Gracia para que esa toma de decisiones minimice los errores o las consecuencias adversas.
Pero deliberar no resulta sencillo, ya que implica un aprendizaje que no siempre se tiene. «Cuando aprobamos el carnet de conducir, ya podemos hacerlo, pero aún no sabemos. El aprendizaje será constante a lo largo de la vida, necesitaremos conocimientos abstractos y también prácticos para deliberar y saber decidir si, por ejemplo, podemos adelantar a un camión o no», argumentó.
Conferencias como la impartida ayer en Avilés tienen por meta enseñar a los asistentes a deliberar, a tomar decisiones. «Los médicos están muy interesados en saber deliberar, cuanto más entrenados estén, más difícil les resultará equivocarse», concluyó Diego Gracia.
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