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En Regalos Gardenia, sito en el número 7 de la calle Ramón y Cajal, dentro del barrio de El Carbayedo, en Avilés, ya respiran tranquilos. O al menos un poco más que en la madrugada del lunes, unas horas después de que la electricidad volviese a la ciudad, cuando dos individuos entraron en la tienda tras propinar un 'alcantarillazo' al cristal de la puerta y se llevaron casi 800 euros entre el material sustraído y el dinero que había en la caja registradora, que se encuentra aún en comisaría.
«Vamos recuperando la normalidad con el paso de las horas o eso tratamos de hacer, pero es verdad que todavía tenemos el susto en el cuerpo. Aunque al final todo se estás resolviendo, pudo ser mucho peor», reconoce la dueña María José Cuervo, a la que le quedan unos tres años para jubilarse.
«No es el primer robo que sufrimos, pero el primero fue hace unos veinte años. No lo esperábamos», reconoce. Y menos después de un día marcado por un apagón que pasará a la historia. Por la tarde, la tienda trataba de retomar el pulso, entre conversaciones con cristaleros, seguros, la Policía... «El robo ocurrió a la una de la madrugada y mi marido tuvo que quedarse toda la noche haciendo guardia porque no teníamos cristal en la puerta. Hasta que vinieron por la mañana a instalarlos uno nuevo...», relata.
Fueron dos hombres los que asaltaron el local. Uno salió corriendo y al otro lo arrestó en el momento la Policía, que respondió con celeridad al aviso de un vecino, que estuvo providencia. Desde su ventana vio el 'alcantarillazo' y justo al fondo de la calle se encontraba una patrulla policial, que fue alertada desde el edificio, procediendo a la detención de uno de los individuos por parte de un agente.
Regalos Gardenia recuperó todo el material sustraído, que ascendía a 746,45 euros, mientras que de los 70,80 euros que estaban dentro de la caja registradora se encargará el seguro. «Recuperaron la caja, que está en comisaría y no sé si funcionará o no, pero el dinero ya no estaba. Ellos se llevaron la caja, bolsos y bisutería».
María José agradece la ayuda del vecino, que ha sido sin duda la figura clave para que la historia no haya acabado con un final más triste, y pide colaboración para que esto no se repita. «El miedo está ahí. Ojalá se pueda poner remedio de algún modo».
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