La elevada edad de los pacientes y la cronicidad obligan a cambios en la organización del sistema

El perfil del paciente que acude al médico, especialmente al hospital, hace tiempo que ha cambiado y ha dejado de ser una persona de mediana edad que iba por una dolencia a ser un anciano con múltiples patologías crónicas. El índice de envejecimiento de Asturias es del 24,75%, notablemente superior a la media española, que roza el 19%. En el área III sube incluso más, superando el 25%. De los 146.783 pacientes que se atienden en los centros sanitarios de la comarca, cerca del 9% tiene más de ochenta años, lo que supone una notable sobrecarga para el sistema y está obligando a cambios en las metodologías de trabajo y en la propia organización del área.

Uno de los ejemplos más palpables es el programa de atención al paciente institucionalizado que se ha puesto en marcha hace unos pocos meses para mejorar la coordinación entre el hospital, los centros de salud y las residencias geriátricas. No es la única iniciativa que se ha puesto en marcha en los últimos tiempos para trabajar en la atención a los mayores.

Otro de los programas que se han visto reforzados es el de la hospitalización a domicilio, que ha crecido notablemente, y dentro del propio San Agustín, varias unidades se han tenido que reforzar con una enfermera más en los turnos de noche debido a la excesiva carga de trabajo. El incremento ha sido progresivo, y esta misma semana se extenderá a la cuarta centro.

Dentro de esta filosofía, el programa de atención a cuidadores y el de paciente activo están resultando básicos para fomentar el autocuidado y la mejora de los estilos de vida tanto de los propios pacientes como de aquellas personas que cuidan enfermos en situación de dependencia.