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José Manuel Otero Novas, ayer en la residencia de La Granda. OMAR ANTUÑA
«Espero que los asturianos no hagan con la lengua la insensatez de Galicia»

«Espero que los asturianos no hagan con la lengua la insensatez de Galicia»

«Hay que cambiar el sistema de elección de presidente del gobierno: debe ser elegido directamente por los ciudadanos» José Manuel Otero Novas. Jurista y político

FERNANDO DEL BUSTO

LA GRANDA.

Jueves, 22 de agosto 2019, 03:00

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Escritor, jurista y apasionado de la política, como lo demuestra su etapa como ministro en los primeros gobiernos de UCD, José Manuel Otero Novas, actualmente presidente del Instituto de Estudios de la Democracia y el Aula Política de la Universidad San Pablo CEU, reflexionó ayer sobre la actualidad política en La Granda.

-Una de sus ideas es la reforma del sistema electoral español. ¿Hacia donde: método de elección, circunscripción?

-No es cambiar por cambiar. Hay varios motivos para hacerlo. El primero es que si los dos grandes partidos quieren mantenerse como un ómnibus, que reciben a todos, que amplían su base... Tal como están, los líderes hacen lo que quieren y parte de su electorado se fragmenta, tanto en la izquierda como en la derecha, porque no se ven representados. Puede ser que ahora tanto Pedro Sánchez como Pablo Casado logren recuperar su espacio, pero será un desastre otra vez si siguen haciendo lo que quieran.

-¿Qué deberían hacer?

-Si quieren ser grandes partidos, deberían modificar su estructura y hacerse confederales para que cada posición ideológica tuviese un peso real en el partido.

-¿Alguna razón más para la reforma electoral?

-Llevamos treinta años en España en los que mandan pequeños partidos. Estamos en la negación de la democracia. Lo vemos cuando en la investidura del presidente del gobierno un partido regionalista de Cantabria ofrece su voto por el AVE. ¿Cuantos diputados tiene? Con uno impone una mayoría. Eso no es democrático. Y no hablemos de los canarios, los vascos o los catalanes... Eso ya es la del demonio. Nos hemos acostumbrado, pero cada uno debería tener la fuerza que le dan los votos. Por eso deberíamos hacer algo para evitar el bisagrismo. Es algo que deberíamos haber previsto en la Transición, pero pensamos que las cosas iban a ser de otra manera.

-Pero más que reformar la ley, ¿ no habría que cambiar la actitud de los políticos? El PNV tiene seis diputados, pero hay grupos con setenta o cien que, por el interés nacional, pueden apoyar medidas del gobierno.

-Sí, en algún tiempo los dos grandes partidos deberían haberse apoyado entre sí, pero no han tenido el suficiente sentido de estado para hacerlo. Por eso, desde el Aula Política del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad San Pablo CEU consideramos imprescindibles dos cosas.

-¿La primera?

-Suprimir las enmiendas a la totalidad de las leyes. Es algo que no está en la Constitución. Está en el Reglamento del Congreso. Las enmiendas son esencialmente antidemocráticas. El partido que vota a favor es porque recibe un precio conforme a su representación. Los que están en contra, votan todos juntos aunque quieran más o menos. No tiene sentido. Lo que se debe hacer es votar artículo por artículo y la ley saldrá con la representación que haya en las cámaras.

-¿Y la segunda propuesta?

-Hay que cambiar el sistema de elección del presidente del gobierno. En su momento se pensó en el parlamento porque había que consolidar la Monarquía y la elección directa por los ciudadanos podía menoscabar la figura del Rey. Eso ya no hace falta. La Monarquía está consolidada y no hay problema en que el presidente del gobierno sea elegido por el pueblo. Es más democrático, y así nos evitamos todo este tinglado. Llevamos casi dos años sin gobierno. Nos están mareando: que te voto, que no te apoyo. Los medios de comunicación, cumpliendo su obligación, nos trastornan con los posibles acuerdos. ¿Pero qué broma es esta? En vez de gobernar, están con el regateo de cosas. Si el presidente de gobierno fuese elegido por el pueblo se acabaría con esto.

-Hablamos de una clase política que hace cuarenta años supera sus diferencias para pactar una Transición. Ahora no. ¿En qué momento se produce la ruptura?

-No me atrevo a señalarla un momento concreto. Lo cierto es que hay un cambio importante. Quizá el cambio puede ser generacional. Cuando analizo el tema de la memoria histórica veo que hay mucho de generacional. Quienes hicimos la Transición, en un campo y otro, unos habían vivido la Guerra Civil, y otros la conocíamos por nuestros padres. Todos sabíamos que había que evitar otra guerra. Y claro, llega José Luis Rodríguez Zapatero, que no ha vivido la Guerra Civil, ni su padre. Habla de su abuelo, y lo idealiza como yo al mío, que estuvo en la guerra de Cuba.

-¿Qué se puede hacer?

-No se puede jugar con los rescoldos de la Guerra Civil. No lo saben, no se dan cuenta de que tratan. Mira en el tema de Franco. No entro en si se debe exhumar o no, pero toda esta polémica exacerba el antifranquismo de algunos, pero no se dan cuenta de que crea franquistas. La gente se había olvidado de Franco, pero ahora vuelven a salir fotos de él: recibiendo a Eisenhower, inaugurando pantanos...

-Usted fue impulsor de las autonomías y una de las pocas voces que las defiende abiertamente. ¿Qué ponemos en valor en ellas?

-Las defendí en su momento y las sigo defendiendo en el sentido que las plantea la Constitución. En el grupo de política que cité antes hemos hecho una propuesta para mantener este sistema ante una posible crisis del régimen.

-¿Cómo modelo de descentralización administrativa, aplicando el principio de subsidiariedad?

-En esencia, hay que mantener las autonomías con los planteamientos iniciales de la Constitución. Es algo más que la descentralización administrativa, pero no es lo que estamos aplicando en la actualidad.

-Al hablar del bilingüismo alertó a los asturianos de ir camino del disparate.

-Van camino de hacer lo que pasa en Galicia, en el País Vasco, en Cataluña.

-¿Dónde está el problema de la co-oficialidad?

-No se puede imponer a la gente la lengua vernácula. Se está imponiendo en Cataluña, en Galicia, en el País Vasco. Llevan mucho tiempo. En esas regiones no puedes estudiar en castellano. Lo puedes hacer en inglés, pero no en español. Vete a Galicia y verás como los carteles que ponen las autoridades están todos en gallego. ¿Qué pasa con quienes no hablan ese idioma? ¿Qué se fastidien? Y luego está la creación artificial de idiomas, como está sucediendo en Asturias. Espero que aquí no se haga la insensatez de Galicia.

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