«Ya no existe mercado musical asociado al cine»
'La música que 'vimos'... Y que nos quisieron vender' repasa los primeros productos musicales asociados al mundo cinematográfico
Son siete paneles, pero podrían ser muchos más porque algunos nombres del cine y de la música serían merecedores de un apartado propio. Son los ... siete paneles que integran la exposición 'La música que 'vimos'... Y que nos quisieron vender', que se puede visitar en el Centro de Servicios Universitarios, y cuyo comisario, Josep Lluís i Falcó, profesor de la Universitat de Barcelona, asegura que muestra una «faceta muy desconocida pero muy interesante sobre el mundo del cine a muchos niveles» y, además, es la «evidencia del éxito de muchas películas españolas en el exterior». Y para eso solo hay que mirar el mapa los países en los que se vendieron los discos de Sara Montiel. Pero no solo. El disco de 'Marcelino, Pan y Vino' triunfó en Japón con casi doscientas ediciones.
Son algunas de las anécdotas que reflejan una selección de hitos de un mercado discográfico vinculado al mundo audiovisual y cuyo recorrido comienza en 1931 con 'La canción del día' (1930), la primera película sonora española que generó un subproducto musical. ¿Y qué es un subproducto? «Los discos, las canciones y las partituras que se vendían asociadas a la película», explica el comisario.
Fue un mercado prolífico que se extendió varias décadas, pero que se fue simplificando hasta desaparecer. «Hoy no hay mercado porque no queda nada físico, está casi muerto», señala Falcó.
Analizando se observan diferencias que hoy en día llaman la atención, por ejemplo que frente a la idea que se tiene de una banda sonora original, de 'La canción del día', de Jacinto Guerrero, salieron tres discos pero solo uno cantado por el intérprete. O el trasvase del mundo de la actuación al musical y al revés. Sara Montiel, por ejemplo, comenzó actuando hasta que el director le propuso cantar los temas de 'El último cuplé'. «Ella misma explicaba que fue a grabar, muy agudo, y tuvo que pedir a la orquesta que bajara un tono, no fue suficiente y pidió que bajaran otro, el director le dijo que si quería se metían debajo del piano. Al final bajaron tres tonos y medio», relató Josep Lluís i Falcó. En el sentido contrario, de la música al cine, está Parchís, «que fue un grupo de laboratorio, formado tras poner un anuncio».
En la exposición también se incluye la música de anuncios emblemáticos cuyos estribillos han llegado hasta hoy. «Esta es la parte más nostálgica y donde más se para la gente», reconoce el comisario que, a continuación, añade: «Ahora el mercado es más inmediato y más efímero. Antes perduraba más» y quizás por eso han llegado hasta la actualidad esos eslóganes.
La muestra se enmarca en el XVI Simposio Internacional 'La creación musical en la banda sonora', que ayer comenzó y continuará hoy.
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