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J. F. G.
AVILÉS.
Lunes, 28 de agosto 2017, 02:47
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Expárroco de San Juan de Ávila, Antonio Rodríguez-Villasonte sufrió en agosto de 2006 de un grave atropello del que nunca llegaría a recuperarse. Falleció ayer domingo en el hospital a raíz de una complicación relacionada con las secuelas que le ocasionó aquel accidente. El funeral se celebrará a las cinco y media de la tarde de hoy lunes en la parroquia de San Juan de Ávila, y salvo incompatibilidades de agenda será oficiado por el obispo, Jesús Sanz Montes.
Dentro del arciprestazgo de Avilés, Villasonte fue párroco de Pillarno, capellán del Hospital San Agustín y ejerció la docencia en el Instituto Carreño Miranda. Fue el sustituto del hoy difunto Eugenio Campandegui, el fundador de la parroquia, en 1970, un sacerdote carismático que dejó una profunda huella y un gran legado. Tras su marcha a San Juan de Beleño, en septiembre de 1993, el también difunto Julián Ron, párroco de La Magdalena, ejerció de administrador hasta que Villasonte se puso al frente de la parroquia, entonces aún en el colegio San Fernando. Era el 22 de julio de 1994.
Los feligreses no habían visto con buenos ojos la marcha de Campandegui, y ocupar el cargo que durante tantos años había ejercido no se presentaba ni mucho menos como una tarea sencilla. Sin embargo, Villasonte no tardó en ganarse el favor de la comunidad parroquial. Bajo su ejercicio, el 11 de abril de 1999, se ponía la primera piedra del nuevo templo, en la calle Fuero.
Aquel fatídico día de agosto de 2006 se dirigía a casa de una hermana por la calle de González Abarca cuando fue atropellado por una motocicleta, una Harley-Davidson. Trasladado al Hospital San Agustín, fue inmediatamente derivado al antiguo Hospital Central de Asturias, en Oviedo, e ingresado en la Unidad de Vigilancia Intensiva. Aunque durante las horas inmediatas se temía por su vida, evolucionó favorablemente y tras recibir el alta médica y completar un período de rehabilitación retomó la actividad pastoral en la parroquia de San Juan de Avilés.
Fue un episodio efímero. Las secuelas no tardaron en aparecer, fueron rápidamente a más y en septiembre de 2007 le obligaron a abandonar ya para siempre su misión sacerdotal. Poco después ingresaba en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, donde pasó los últimos once años de su vida. Sus compañeros le recuerdan como una persona «entregada y ejemplar». El próximo año habría celebrado sus bodas de oro como sacerdote.
Tras su marcha, Jesús Francisco Rodríguez de la Vega se hizo cargo de la parroquia con la ayuda de Ángel Fidalgo, que entonces ya estaba jubilado. Llevó el timón hasta septiembre de 2016, cuando a raíz de su traslado tomó el relevo José Manuel Viña, que a día de hoy continúa al frente de San Juan de Ávila.
El conductor de la moto que atropelló a Villasonte declaró que cruzaba la calle de forma indebida y que no pudo hacer nada para evitar el atropello.
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