«Allí fuimos felices, cerrarlas es la mayor faena que se le puede hacer a Avilés»
35 trabajadores jubilados de las baterías se reunieron anoche en una espicha en la que compartieron su pesar por el reciente cierre de las instalaciones
ALEJANDRO L. JAMBRINA
AVILÉS.
Jueves, 3 de octubre 2019, 01:30
Ayer fue una noche de reencuentros para los antiguos eléctricos que durante décadas hicieron funcionar las ya extintas baterías de cok de Avilés. Un total de 35 extrabajadores de la empresa se reunieron anoche en el restaurante Casa Lin, en una espicha que repiten desde hace años para rememorar tiempos mejores y compartir recuerdos, pero que en esta ocasión sin duda tuvo un sabor agridulce.
«Nos da mucha pena que las baterías se hayan cerrado y estamos seguros de que ha sido una de las peores decisiones que se podían tomar para la industria local», comentaba anoche Amado González, que trabajó en las instalaciones durante 43 años hasta su jubilación.
«Es triste por muchas más cosas que el cierre de la propia instalación, que todos sabemos que ya caducó y se ha quedado obsoleta. Lo peor es que desaparece el buen ambiente que siempre se ha vivido en un lugar donde el trabajo era verdaderamente duro, pero que merecía la pena», confesaba González junto a sus compañeros.
La única conversación que se oía ayer era esa. Y no había más remedio. «En baterías fuimos muy felices y su cierre es la mayor faena que se le podía hacer a Avilés», sentenciaba anoche Rufino Álvarez, que a sus ochenta años puede presumir de ser uno de los eléctricos más veteranos de los que acudieron a la espicha, que también trabajó como maestro en la central térmica. «Yo me temo que al final veamos como se llevan a cabo muchos despidos, como ya hicieron en otras épocas», añadía.
Otros de los antiguos eléctricos mostraban una mayor preocupación por el futuro de las instalaciones. «Aquello es un búnker y me temo que la inversión de dinero y de personal que van a tener que llevar a cabo va a ser tremenda», comentaban. Por no hablar del proceso de descontaminación al que los terrenos se enfrentan desde ahora, «a nosotros nos tocó trabajar en una época en la que valía todo, tirábamos los residuos, toda la porquería y el alquitrán por los desagües y todo eso ahora esta bajo tierra, a ver que hace para sacarlo y a donde lo llevan».
«Además, no entendemos por qué cierran las instalaciones de Avilés sin poner en marcha las de Gijón. No nos acabamos de fiar de que aquello termine funcionando correctamente», alertaban.
«Pieza fundamental»
El pesar por haber tenido que ver como el martes se cerraba una etapa de sus vidas no impidió que los veteranos de Ensidesa aprovechasen para poner en valor el trabajo que realizaron durante décadas en Avilés. «Nunca se valoró debidamente nuestro trabajo, pero los eléctricos éramos una pieza fundamental para que todo aquello funcionase debidamente», aseguraba anoche Amado González, secundado por muchos de sus compañeros. «Siempre fuimos la primera línea, los que nos encargábamos de comprobar todo tipo de averías y y solucionar la mayoría de los problemas».
A pesar de todo, la noche terminó bien. Entre risas y recuerdos «de los buenos tiempos en la empresa». «Ahora solo esperamos que dentro de varias décadas haya otra generación que se reúna para recordar su trabajo», concluían.