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BORJA PINO
AVILÉS.
Domingo, 22 de noviembre 2020, 00:52
Erigido al paso de la populosa calle José Cueto, a pocos metros de su cruce con Orejas Sierra, el cuadrilátero de Maspalomas constituye un caso curioso de concentración residencial y, sobre todo, comercial. A la sombra de la manzana que da nombre a esta zona, los negocios que pueblan la plaza prosiguen su labor con pocos cierres y razonable éxito, impulsados tanto por su propia perseverancia como por la lealtad de una clientela que, aunque a menudo procedente de barrios lejanos, confía en ellos.
Javier Pérez es uno de los empresarios más longevos, como lo prueba su condición de segunda generación al frente de JC Peluqueros, un negocio que ya acumula 46 años en el entresuelo del bloque Maspalomas. «Aquí vienen hasta cinco generaciones de una misma familia. Son personas tanto de Avilés y de Asturias como del resto de España», afirma con orgullo.
Es por eso que ha percibido un descenso de la actividad «de hasta el 50%. Y muchos clientes de fuera no comprenden por qué, si damos un servicio esencial, «no pueden venir a su peluquería de siempre con un justificante». Aun así, se revela convencido de que «a mediados de 2021 estaremos bien. Hasta entonces, tengo suficiente cartera de clientes para resistir».
La estética también es el sector de actividad en el que opera Valkiria Estetic & Nails, donde, desde hace tres años, Cristina Gayol vela por el cuidado de las manos, pies y uñas de su clientela. «Atendemos, sobre todo, a vecinos y a la gente que viene a trabajar a la plaza, que es la mayoría», explica, satisfecha con el ambiente que se respira. «Son todos muy familiares aquí, aunque se ha cogido miedo y solo se habla de lo mismo. Pero espero que salgamos pronto».
Del cuidado de un colectivo muy distinto, el de los animales, se encarga en Maspalomas, desde hace cinco años, Teresa Paredes en la clínica Veterinaria Animalinos. Tras pasar las dos décadas anteriores en la calle Palacio Valdés, optó por trasladarse porque «en las vías peatonales el comercio no funciona. Aquí pasa más gente». En su caso, la atención sanitaria a las mascotas se mantiene sin cambios, pero no así la venta de complementos, «que se ha reducido casi en un 80%. Por eso soy pesimista, y más viendo a los políticos que tenemos».
Junto con la salud y la estética, la alimentación es otro sector de actividad representado de forma variada en Maspalomas. Y uno de sus ejemplos más longevos es Josefina González, quien hace ahora dos décadas abrió Alimentación Ecológica Manduca. «Con 45 años, me consideraban vieja para trabajar en todo; mi hermana me animó a abrir mi tienda, y aquí estoy».
Su historia de superación tiene un final feliz gracias, como ella misma puntualiza, «a la gente, que es maravillosa». Eso, pese a que «de Maspalomas, solo tengo cuatro clientes, más o menos, pero aquí los negocios funcionan bien. Eso sí, hay que ponerle mucho esfuerzo y, sobre todo, ganas. Sin ellas, ¿qué país vamos a dejar a los que vengan?».
De alimentación también sabe Isabel Oliver, fundadora de la panadería Baker's en 2003. No obstante, a diferencia de González, «el 90% de mis clientes son de la zona. Aquí hacemos plaza, hay cercanía y mucha colaboración». Y aplaude ese último valor, pues «no nos pisamos; cada uno tiene su público, aunque el miedo al contagio y a perder trabajos baja las ventas».
No obstante, la plaza da cabida a negocios de perfiles muy diferentes. Tal es el caso del Estanco Número 1, inaugurado hace cuatro décadas y tras cuyo mostrador es posible encontrar a una risueña Patricia Palicio. «Mantenemos muchos clientes de toda la vida, aunque solía venir mucha gente de pueblos de la zona en coche, pero con el cierre... ahora no es posible», explica. Aun así, sentencia que «saldremos. Estoy convencida».
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