El gobierno local reforzará los controles para evitar el acceso de vehículos a zonas peatonales

Desde el Ayuntamiento se considera que el sistema está consolidado y que nadie duda ya de sus beneficios -cuando se puso en marcha hace diez años llegaron a crearse asociaciones de comerciantes para intentar frenarlo-. No obstante, en esta década el número de autorizaciones para circular por las calles del casco histórico se ha multiplicado por tres (de más de 2.000 vehículos autorizados hemos pasado a más de 6.000), por lo que se hacen necesarias actuaciones complementarias para adaptarse a la nueva realidad del centro de la ciudad, tanto desde el punto de vista del notable incremento de residentes por la rehabilitación de viviendas, como de negocios, en especial vinculados a hoteles, bares y restaurantes, aunque también de tiendas.

El gobierno municipal no contempla aumentar el número de calles restringidas mediante bolardos. Las actuaciones que están en estudios son puntuales para mejorar algunas carencias que se han detectado en los últimos años. Por ejemplo, hay dos calles en las que ya se regula el tráfico de vehículos pero que son susceptibles de incorporar sendos bolardos de salida. Son los casos de la calle de San Bernardo y de Julia de la Riva. En la primera, los vehículos tienen acceso a través del control ubicado en la Cuesta de la Molinera, pero se da la paradoja de que no hay bolardo de salida. Es decir, los coches, camiones, etcétera, salen de la calle de San Bernardo libremente hacia la calle de La Cámara, donde pueden seguir de frente hacia Cabruñana o girar a la derecha e incorporarse a la calle de La Muralla. Esa ausencia de bolardo de salida permite, por ejemplo, que cualquier vehículo sin autorización entrase en San Bernardo en dirección prohibida sin ningún tipo de impedimento, con el consiguiente problema de seguridad.

Por otro lado, una de las debilidades del sistema de control de accesos al casco histórico de Avilés se registra en la confluencia de las calles Julia de la Riva y Sánchez Calvo. El Ayuntamiento se vio obligado a retirar en 2009 el bolardo situado en la calle Sánchez Calvo, tras el fallo judicial favorable a algunos comerciantes de esta vía que habían demandado su retirada al tratarse de una calle privada. Esa circunstancia ha dado paso a una situación anómala en la zona que perjudica al espíritu del sistema de control de accesos, que es controlar el tráfico indiscriminado de coches en algunas calles peatonales del casco histórico. Es decir, en base a esa sentencia los vehículos acceden con libertad a Sánchez Calvo, pero algunos utilizan para salir calles que están reguladas por bolardos, sin tener que pasar por ningún control de acceso.

Al inicio de la calle de Julia de la Riva, en la confluencia con Cabruñana, hay un bolardo que sí controla el acceso de vehículos. Una vez dentro, quienes quieran girar a la derecha a mitad de la calle hacia Sánchez Calvo pueden hacerlo sin restricciones. El problema es que no se respeta el circuito de salida. El trayecto para abandonar Sánchez Calvo es obligatorio a través de Cabruñana, lo que obliga luego a seguir por la avenida de Fernández Balsera hacia Las Meanas.

Esa dirección obligatoria no es del agrado de muchos vecinos, que circulan en sentido contrario para salir de sus garajes. Es decir, toman dirección hacia Julia de la Riva para luego seguir por zona peatonal, subir la calle de Galiana e incorporarse a la avenida de Cervantes. Esta costumbre aumenta el tráfico de coches en Galiana, en un tramo en el que peatones, vehículos y clientes de las numerosas terrazas conviven peligrosamente, sobre todo los fines de semana y en fechas festivas.

La Policía Local no es ajena a este problema, de ahí que se estudie ahora colocar un bolardo de salida desde Julia de la Riva hacia Sánchez Calvo, de manera que los residentes de esta calle tengan acceso a sus garajes, pero que no puedan hacer el trayecto contrario. Es decir, ese bolardo les impediría acceder de nuevo a Julia de la Riva y a Galiana, por lo que solo podrían salir por la calle de Cabruñana. Eso evitaría la circulación indiscriminada de vehículos sin autorización por calles peatonales como Galiana.

Otro de los aspectos que estudia el gobierno municipal es completar el sistema de control de accesos al casco histórico con la instalación de cámaras de vigilancia en todos los bolardos de salida de las calles. Hasta ahora esa vigilancia se centraba básicamente en los sistemas de acceso, pero ahora se estudia la conveniencia de ampliarla a las salidas. Uno de los objetivos de esta medida está relacionado con algunas reclamaciones que se han recibido por parte de conductores que han tenido algún percance con sus vehículos, si bien solo ha habido hasta el momento una sentencia a su favor porque no se pudo acreditar al 100% el correcto funcionamiento del sistema.

Por último, también se estudiará solucionar algunas carencias de seguridad en calles donde no hay obstáculos físicos suficientes para evitar que algún vehículo acceda sin autorización a zonas peatonales. En este sentido, hay que recordar que la alerta antiterrorista están en España en el nivel 4, por lo que hay que proteger con especial diligencia lugares en los que se registra concentración de personas, como sucede en el centro de Avilés.