«Se ha ido una gran enfermera», lamentan las compañeras de Conchita Lozano

Familiares, amigos, allegados y muchos de los que durante tantos años fueron sus compañeros en el Hospital Universitario San Agustín dieron ayer el último adiós a Conchita Lozano, una de las primeras enfermeras que allá por 1976 prestó servicio en el recién estrenado centro, entonces residencia. Jubilada hace un lustro, falleció el sábado víctima de una enfermedad. «Era una mujer querida por todos, que se presenta ante Dios con las manos llenas tras una vida entregada al servicio a los demás», manifestó el sacerdote durante su homilía.

Al funeral, celebrado ayer en la iglesia parroquial de Santo Tomás de Cantorbery, acudió personal del Hospital San Agustín de todos los estamentos, desde auxiliares o administrativos hasta médicos, jefes de planta y directivos. Entre ellos estaban el exgerente, Alfonso Flórez, y el actual, Enrique González, los doctores Jorge y Casares, ex jefes de Cirugía General y Cardiología respectivamente y el cirujano Siro Pérez, así como muchas de las que fueron sus alumnas en la Escuela de Enfermería que existió a finales de los setenta y principios de los ochenta en el referido centro. También antiguas compañeras, entre ellas María Jesús Rossell, otra de las pioneras del San Agustín, aún en activo, «Era un gran enfermera y una mujer reivindicativa en pro de los derechos del colectivo. Todos la recordamos como una gran profesional y ante todo como una gran persona», manifestó. Lozano fue jefa de estudios de la referida escuela y durante muchos años supervisora de la planta de Cirugía. Su último cargo fue el de jefa de admisiones.

Natural de Arenas de Cabrales, su hermana Elena fue supervisora de la planta de Pediatría hasta su reciente jubilación.