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Ascensión Amores, en una imagen de un salón de confiterías. MARIETA
«Mi hermana era la luz de nuestra casa»
El crimen de Ascensión Amores

«Mi hermana era la luz de nuestra casa»

La familia de Ascensión Amores recuerda con dolor el crimen de La Duquesita que conmocionó a la ciudad hace cinco años

C. DEL RÍO

AVILÉS.

Domingo, 24 de enero 2021, 00:55

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Ascensión Amores Porcel murió el 26 de enero de 2016. No fue una muerte natural. A Ascensión, 'Susy' para los amigos, la mató su marido. A traición. De noche, mientras dormía. Con ensañamiento. Golpeándola hasta que se cansó, en la soledad del domicilio particular. Por ese crimen, Julio Pardo cumple veinticuatro años de cárcel en el Centro Penitenciario de Asturias. Una condena que jamás reparará el dolor causado y la ignominia de haberse llevado una vida por delante. La de su esposa y compañera fiel. El martes se cumplirá el quinto aniversario del asesinato de Susy Amores, una fecha que su familia desearía borrar del calendario.

No fue el primer crimen machista en Avilés, pero la popularidad de la pareja, especialmente la de él por regentar como segunda generación la confitería La Duquesita, sacudió a una ciudad sorprendida por la brutalidad de un asesinato cuyos detalles se iban conociendo conforme avanzaban las horas. Ni el tiempo transcurrido ni la sentencia judicial mitigan la tristeza de los hermanos ni de sus padres, que fallecieron con el dolor de saber que a su hija la había matado aquel yerno al que aceptaron como uno más en casa. «Desde entonces vivimos una situación muy dura y difícil. Su 'mami' y su 'papi', a los que ella siempre cuidó y de los que era su mayor apoyo, no pudieron aguantar por mucho tiempo ese sufrimiento y ya están con ella allá donde estén», lamenta su hermano Pedro.

Mientras la familia se arropa entre sí y se consuela en silencio, Julio Pardo se ha «integrado» en la rutina carcelaria de la prisión tras haber intentado suicidarse hace tres años (a los dos años de haber segado la vida de Susy). En esa adaptación habría jugado a favor su participación en las tareas diarias del penal, una de ellas como panadero.

Con tan solo una sexta parte de la condena de cárcel que se le impuso cumplida, está «aún muy lejos de acceder a cualquier tipo de beneficio penitenciario», para lo que tendrá que permanecer doce años en prisión, señala su abogado Félix Guisasola. La familia de su víctima advierte de que velará por el cumplimiento íntegro de la condena dictada por la Audiencia Provincial en marzo de 2018 y en la que también se le imponen diez años de libertad vigilada y la obligación de indemnizar con 450.000 euros a los hermanos y padres de Susy.

En la fría estadística que recoge los números, Susy fue la primera víctima mortal de la violencia machista en Asturias en 2016. Dice su hermano Pedro que «cada vez que asesinan a una mujer por violencia de género revivimos ese drama y este dolor se hace cada vez más grande porque no hay mes que no ocurra una o más veces» y apela a la obligación que tenemos como sociedad de «poner todo lo que sea necesario para parar esto».

«Mi hermana era la luz de nuestra casa, una mujer siempre dispuesta para todos, llena de optimismo y sonrisa. Todos los días sentimos el dolor de su terrible asesinato a manos de un ser totalmente oscuro y lleno de maldad al que ella siempre quiso ayudar y siempre estuvo a su lado», rememora. En la sentencia quedó demostrado que la mató cuando supo que iba a dejarlo.

Pedro Amores señala que ella no vio el «peligro que corría» «Ni se imaginaba que ese ser despreciable había decidido que le pertenecía y que si ya no le servía, se desharía de ella como un objeto descargando en ella toda su frustración, haciéndole el máximo daño posible. La destrozó sin dejar ni un trozo de ella sin machacar». Se refiere a lo revelado por la autopsia: Pardo la golpeó hasta treinta veces con una llave inglesa y antes de que falleciera «le colocó un almohadón sobre la cara ejerciendo presión para tratar de provocar su asfixia».

Fue el colofón a un proceso continuado de anulación personal en el que ella se fue sumiendo casi sin darse cuenta. Fue asesinada con 46 años.

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