Buena vecindad en La Magdalena
Unas 150 personas participaron en una jornada de ocio y hermandad instaurada hace años en favor de la convivencia en el barrio
El chaparrón que justo ayer cayó a las once y media de la mañana empapó a los asistentes, pero no menguó el ánimo de participar en la jornada de convivencia que la entidad Aunando Fronteras, que une a varios colectivos de la ciudad, organiza anualmente, una vez que concluye el curso escolar, en el barrio de La Magdalena de Avilés.
La convocatoria era en el parque del barrio, pero ante la previsión meteorológica se había solicitado el uso del pabellón deportivo del Colegio Marcelo Gago. Y fue un acierto, porque al final dadas las condiciones meteorológicas allí hubo que celebrar, con un poco de retraso sobre la hora prevista, una convivencia en la que participaron unas 148 personas y a la que no faltó Pedro Majada, que fue presidente de la Asociación de Vecinos del Polígono de la Magdalena hace años y principal ideólogo de esta iniciativa.
Nació con el objetivo de que todas las asociaciones y entidades diferentes con sede en el barrio se conocieran y el éxito ha sido tal que esta jornada lleva más de una veintena de ediciones. Colaboran en ella la Asociación de Discapacitados Físicos de Avilés y Comarca (DIFAC), Rey Pelayo, Colores, la Asociación de Vecinos del Polígono de La Magdalena y también el Ayuntamiento, que estuvo representado por el concejal de Educación, Empleo y Deporte, Juan Carlos Guerrero.
Divididos en grupos, los 148 participantes probaron su puntería y acierto en pruebas como La Rana, el lanzamiento de pequeños sacos, adivinanza de objetos, el Conecta 4, monstruos tragabolas y juegos de equilibrio y de pesca, entre otros muchos en los que grandes y mayores pudieron disfrutar y aprender a convivir. Hubo risas, competencia sana y éxitos celebrados como verdaderas victorias como si de la Olimpiada se tratase.
Durante cerca de un par de horas los grupos fueron pasando por las distintas pruebas antes de terminar con un pequeño festín culinario típico de este tipo de encuentros. Empanadas y tortillas, entre otras viandas, pusieron el broche a una jornada que, un año más, volvió a triunfar porque consiguió su objetivo que la diversidad sea reconocida como una forma de crecer como colectivo eliminando todo tipo de barreras o estereotipos personales y colectivos.
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