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CECILIA PÉREZ / LVA
PALMA DE MALLORCA.
Jueves, 28 de septiembre 2017, 00:24
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El juzgado de Instrucción Número 2 de Palma de Mallorca decretó ayer la libertad provisional de las dos personas detenidas en la capital balear el pasado martes, 26 de septiembre, por extorsionar y obligar a prostituirse a una avilesina durante siete años, según confirmó el jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Policía Nacional de Baleares, José María Manso, a este periódico.
La joven, de 33 años, interpuso la denuncia el pasado mes de agosto en la Jefatura Superior de Policía de Asturias después de acudir a una organización no gubernamental que trabaja contra la explotación sexual de mujeres. De ahí partió la investigación que se desarrolló en la capital balear y concluyó el pasado martes con la detención de la pareja que durante siete años hizo creer a la joven que estaba siendo amenazada por una red criminal de Europa del Este.
Según la denuncia, la avilesina vivía en Palma de Mallorca, donde conoció a una joven y se involucró en una pequeña trama de estafas. En esa red, conoció a un hombre que se hacía llamar Vladimir y que, según aseguro ante la Policía, le hizo creer que pertenecía a una organización criminal de Europa del Este. Vladimir comenzó a extorsionarla exigiéndole constantes pagos para evitar su detención por esas pequeñas estafas y otros delitos que no han trascendido.
«Su historia aunque parezca de novela negra es real. Lo que dice es creíble», apuntó José María Manso. «Se creyó que estaba bajo las coacciones de una organización de criminales de algún país del Este. Se lo creyó todo». En esa dinámica, la víctima confío su problema a su amiga que la puso en contacto con unos supuestos abogados. Estos le aconsejaban que pagase al chantajista, si bien cada vez le reclamaban más dinero hasta el punto de tener que pluriemplearse. La estimación de la Policía es que llegó a entregar medio millón de euros.
Desesperada, regresó a Asturias con su familia para huir de la extorsión. Sin embargo, los chantajistas la localizaron y renovaron sus amenazas. La joven entregó los ahorros de sus abuelos y una tía, además de perder su piso por no poder pagar la hipoteca. Al perder el trabajo, el chantajista la forzó a prostituirse, incitándola al consumo de cocaína para asumir las prácticas.
Los detenidos controlaban a su víctima a través de WhatsApp. Les informaba de sus movimientos y les hacía transferencias periódicas de dinero. Según la Policía, aceptó todas las imposiciones de los criminales como mantener relaciones sexuales sin preservativo, hacer turnos de doce horas o estar cuatro meses seguidos sin descansar. Incluso abortó cuando quedó embarazada.
La investigación de la Brigada de Extranjería de Baleares y Asturias descubrió que Vladimir no era ningún criminal del Este, sino la expareja de su amiga de Mallorca. Ambos urdieron la farsa para extorsionarla durante siete años, en los que se apropiaron de medio millón de euros. Las detenciones se produjeron el pasado martes en Palma de Mallorca.
La cabecilla de la trama fue la amiga de la joven y su expareja, que jugó un papel secundario en la «comparsa», según las estimaciones de la Policía Nacional.
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