Una maniobra y una palmada para salvar a su tía de un atragantamiento con una uva

Ante un maniquí de RCP y primeros auxilios, Jessica Enjuto explicaba a los niños que, «lo primero es llamar a emergencias al 112, y si estamos solos comenzar nosotros dando el masaje cardiaco». Por turnos, los alumnos de sexto de primaria se fueron arrodillando ante el maniquí, con las rodillas en alineación con las caderas y las manos unidas para presionar en la línea media axilar. Así, con cien compresiones por minuto, los niños podrían conseguir salvarle la vida a alguien mientras llegan los servicios de emergencias.

La famosa maniobra de Heimlich también fue aprendida por los alumnos, algo que los niños consideraban de mucha utilidad, porque ellos mismos había vivido algún tipo de atragantamiento en sus allegados, «en mi caso, fue mi abuela», comentaba Jaime López, la alumna Llara López compartía su experiencia: «Mi tía se atragantó con una uva», que también aseguraba que antes del ejercicio «no sabía que las palmadas que hay que dar se hacen peinando y arrastrando en la espalda».

El interés de los estudiantes por las enseñanzas de primeros auxilios era palpable. «¿Y qué hacemos si una persona es más alta que nosotros?», preguntaba una alumna. Pues «en ese caso hay que ponerla de rodillas y realizar la maniobra o si no abarcamos a la persona la ponemos contra la pared y presionamos la zona abdominal», respondía la monitora.

Unas sencillas maniobras que «deberían ser parte de una asignatura en la escuela, si aprendemos cuando somos más pequeños, lo interiorizamos mejor y de adultos no nos da tanto apuro actuar. Sabemos qué es lo que hay que hacer y así es como se pueden salvar vidas», señalaba Oscar Enjuto, jefe de la empresa.