Maruja Torres, en Avilés: «La primera víctima de una guerra y un genocidio es siempre la verdad»
Decenas de personas se concentran el plaza de Álvarez Acebal en una vigilia para solicitar el alto el fuego inmediato en la franja de Gaza
Es difícil alumbrarse por la noche en Gaza. Allí los casi dos años de guerra han dejado el territorio sin apenas postes de electricidad. También escasean las bombillas. A 3.000 kilómetros de allí otras bombillas, que alumbran otra realidad bien diferente, se apagaron anoche a las diez. En su lugar se encendieron unas velas colocadas sobre las escalinatas de la plaza, en un acto sencillo, pero cargado de sentimiento. Decenas de personas, entre las que se encontraba buena parte de la corporación municipal, se acercaron anoche a la vigilia convocada por el Ayuntamiento de Avilés y el movimiento asociativo para reivindicar el fin del conflicto.
«Expresamos nuestra profunda preocupación por la tragedia humanitaria que se vive en Gaza, y nuestra voluntad de contribuir a una salida política, justa y duradera al conflicto entre Israel y Palestina», arrancaba el manifiesto que la librera Ana Fran leyó en la plaza, un texto en el que se expresó tanto un reconocimiento al pueblo israelí, víctima de «uno de los mayores genocidios de la Historia de la Humanidad», y en cuya memoria se reivindicó «una solución negociada al conflicto, basada en las resoluciones del Consejo de Seguridad Naciones Unidas», y recordó que «la paz no es solo un deseo, es un derecho y una obligación compartida por los pueblos». El texto instaba a un alto el fuego inmediato, la entrada de ayuda humanitaria en la zona con la apertura de pasos fronterizos para canalizarla, la protección de la población civil y vuelta al diálogo político bajo supervisión internacional.
En la concentración de anoche hubo un nombre propio, el de la periodista y escritora Maruja Torres, que durante años ejerció de corresponsal en la zona. Ella se encargó de transmitir un mensaje de unión. «Tenemos que salir a las calles y demostrar que las buenas personas no podemos soportar ni una imagen más de un niño en los huesos o una madre más muriéndose de hambre».
La periodista no pudo dejar de recordar a sus compañeros de profesión, periodistas asesinados en los últimos días por el régimen israelí. «Siempre he dicho que la primera víctima de una guerra es la verdad y la primera víctima de un genocidio también es la verdad. Cuando alguien no quiere que se vea algo, es que estás haciendo algo malo».
El acto finalizó con el sonido de la gaita de José Manuel Tejedor, que interpretó una de las melodías más tristes del repertorio asturiano, la 'Marcha d'Antón el neñu', que dejó sobrecogidos los corazones y las almas de aquellos que se encontraban en la plaza.