«A la mayoría de los portugueses no nos gusta la idea de la segregación»

Se refería a Cataluña. «El 60% de la población no quiere segregarse, y tienen que ser respetados. Con todos mis respetos, es mi visión y la de otros muchos portugueses. ¡Ya quisieran Madeira o las Azores tenían la autonomía política y economía que tiene Cataluña, hasta policía propia!». Visto desde Portugal, «resulta impensable que se sitúe al catalán como primer idioma frente al español. Debería ser al contrario».

En cuanto a las relaciones actuales entre ambos países, Correa las calificó de «muy buenas. Los españoles son nuestros hermanos. Durante años nos dimos la espalda, pero a la nueva generación de portugueses le gusta mucho España».

A día de hoy España es el primer país de la partida de importaciones de Portugal y su segundo cliente (tras Alemania), mientras que Portugal es el tercer país destino de las exportaciones de España, tras Francia y Alemania. No siempre ha sido así. Los ponentes centraron sus intervenciones en los conflictos que han enfrentado a lo largo de la historia a España y Portugal, dos países que allá por 1494 se repartieron el mundo en el Tratado de Tordesillas. En la mayoría de los casos tenían sus orígenes en diferencias fronterizas y muy especialmente de ultramar.

Con todo, como subrayó Fernando Álvarez Balbuena, ambos reinos estuvieron bajo la misma corona durante sesenta años, entre 1580 y 1640 , bajo reinado de Felipe II, Felipe III y Felipe IV. «Al final los intereses particulares y espurios pesaron más, pero hubo un partido de Unión Ibérica que se mantuvo hasta los tiempos de Prim (1814-1870). Incluso aun hay quien piensa que hubiera sido bueno para los dos países. La amistad entre España y Portugal es básica, es una comunión de la que no se puede prescindir».

El economista Juan Velarde, director de los cursos, puso el acento en este concepto. «Al final, todo lo que no se quería al principio se ha conseguido», dijo en relación a la creciente afinidad entre ambos países. Velarde realizó un rápido recorrido por la historia con las relaciones económicas como eje principal.

«A raíz de la Revolución Industrial -iniciada en la segunda mitad del siglo XVIII- el cambio fue radical. Surgió la unión arancelaria, y después nos volvimos a dar la espalda, hasta el punto de que las fronteras se cerraron». La situación se mantuvo hasta que , «tras un tímido intento de Azaña» durante la II República, el apoyo de Portugal al bando alzado «abrió un período de apertura que culminó con el ingreso de ambos países en el mundo comunitario». En la actualidad «nuestras relaciones comerciales son muy intensas. Y no hay fronteras», concluyó Velarde.

Los cursos de la Granda llegan hoy miércoles a su tercera jornada, dedicada en su integridad a 'Las empresas asturianas ante el reto de la I+D+i'. Estará dirigida por Juan Carlos Campo, director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, en horario de mañana y tarde.

La abrirá a las 9.30 horas Borja Sánchez, consejero de Ciencia, Innovación y Universidad del Principado de Asturias, y entre los ponentes figuran Santiago García Granda, rector de la Universidad de Oviedo, Ángeles Gómez Borrego, delegada en Asturias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, así como representantes de empresas asentadas en Asturias, como Thyssenkrupp, Idesa, Reny Picot, EdP, la Corporación Alimentaria Peñasanta, PMG, Normagrup, Idonial o ArcelorMittal.