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Domingo, 12 de abril 2020, 00:56
En los años previos a la Guerra Civil los competidores de Avilés y Gijón eran los principales dominadores de los deportes regionales, a excepción del fútbol en el que Oviedo tenía su propio protagonismo con la presencia de dos jóvenes de nuestra villa como fueron Chalo Galé y Casuco. Ya en las entregas anteriores nos hacíamos eco de los éxitos variados de la Atlética Avilesina en piragüismo, boxeo, waterpolo o el título regional de atletismo del año 1933. Precisamente al rey de los deportes debemos dedicar esta entrega del nacimiento del club por la intensidad competitiva que se derivó en los años posteriores.
El éxito avilesino en el campo El Molinón a jornada única en 1933 trajo consigo su polémica, que se quiso resolver en la segunda edición de 1934 con una doble jornada, una a disputar en el mismo campo gijonés (1 de julio) y la segunda en Las Arobias (8 de julio), en el mismo escenario donde disputaba sus partidos de fútbol el Real Stadium. Parecía una solución que podría satisfacer a las partes, pero lo que abrió fue un intensa polémica, hasta el punto de que la edición de 1935 no se disputaría por ese motivo. En esa segunda edición regional la Atlética Avilesina presentó al que se lleva considerando como el mejor equipo de atletismo de todos los tiempos.
En el plantel avilesino figuraba un grupo de jóvenes que practicaban varios deportes a la vez, pero uno de ellos destacaba sobremanera. Se trataba de Enrique Gago, que no en vano alcanzaría en esta competición los títulos asturianos de 100 y 200 metros lisos y triple salto, así como los subcampeonatos de longitud y altura. Su marca de 100 metros resultó llamativa al realizar la distancia en once segundos y cuatro décimas -sobre campo de hierba y cintas de separación entre calles-, igualando así la plusmarca regional de su gran rival, el gijonés Juan Suárez, que la había establecido dos años antes.
Gago era un prototipo de atleta, con músculo y altura, que ponía nerviosos a sus rivales solo con verlo en la línea de salida. Por devenires de la vida se tuvo que trasladar a tierras leonesas, donde llegó a jugar al fútbol en Astorga antes de trasladarse a Madrid, donde la Guerra Civil le sorprendió y acabaría por perder la vida en la capital. Pero son muchos los que aún recuerdan su desempate del citado año 1934, tras conseguir el mismo tiempo que Juan Suárez en El Molinón. Ya en el campo avilesino, no le dio opción alguna con su tremenda velocidad y al que los cronistas de la época llamaban 'el sprinter avilesino' y hacían comentarios como que «Gago es un buen elemento que podría hacer, seguramente, mejor papel en los 400», y ello debido a su potencia.
En esos mismo campeonatos, otros dos hombres de nuestra villa brillaron con luz propia. Se trataba de Francisco Inclán y de Luis Núñez. El primero se llevó el triunfo en lanzamiento de disco, de peso y de martillo, mientras que el segundo ofreció un nuevo recital en las carreras de fondo de 5.000 y 10.000 metros, realizadas curiosamente en pistas de circunferencia de tan solo 250 metros en lugar de los 400 de hoy en día. De Núñez la prensa comentaba lo siguiente: «es un magnífico corredor de fondo, de formidable resistencia y condiciones naturales que no sabe aprovechar». No obstante, fue durante varios años campeón de Asturias de campo a través. Por equipos, el campeonato regional fue para el Club Atlético Gijonés y la Atlética fue subcampeona.
La jornada de vuelta en las gradas de Las Arobias fue tan intensa que los incidentes fueron protagonistas. Un nutrido grupo de gijoneses no pudo aguantar la presión en la carrera de 5.000 metros cuando Luis Núñez y Celedonio González 'Lelé' aguantaban las acometidas de sus rivales del Club Atlético Gijonés, en uno de cuyos lances casi es derribado el segundo, y fue protagonista posteriormente en la caída de un rival. Uno de los aficionados visitantes, hermano de un púgil que había salido derrotado por Lelé en un combate de boxeo, inició una tangana en la grada que acabaría con un sector del público entre puños. Acto seguido, durante la disputa del salto de altura entre el gijonés Carreño y Helge -un noruego afincado en Avilés- el público la tomó con Víctor Wes -encargado de la megafonía- y acabó en una gran reprimenda. Fruto de todo ello, la no celebración de los campeonatos de 1935.
Ya en el mes de julio de 1936 se retomaría el campeonato regional, igualmente con doble vuelta: Gijón (5 de julio) y Avilés (12 de julio). El triunfo final, caería también de parte del Club Atlético Gijonés y segundo puesto para la Atlética. En esta ocasión, los avilesinos brillaban con luz propia con los velocistas Carlos Suárez y Anselmo de la Campa, con sus primeros y segundos puestos, respectivamente, en 100 y 200 metros lisos; y el título de De la Campa en triple salto, aprovechando su altura y sprint.
Tras el conflicto bélico nacional, la Atlética Avilesina sufriría un parón en su actividad y sus deportistas se integraron en Educación y Descanso, creado en la posguerra, y algunos en el Club de Mar. No sería hasta 1948 cuando se produce el regreso de la Atlética. Pero esa es otra historia por contar.
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