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José Ramón Pérez-Accino, en un momento de su intervención en el Aula de Cultura. MARIETA
«Para que se nos oiga tenemos que hablar de momias»

«Para que se nos oiga tenemos que hablar de momias»

La investigación que lleva a cabo en la Necrópolis de Tebas «nos permite argüir que el Escondrijo de las Momias Reales no era ningún escondite» Pérez-Accino cautiva al Aula de Cultura con un relato sobre el Egipto faraónico

J. F. GALÁN

AVILÉS.

Miércoles, 26 de septiembre 2018, 01:27

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5.000 años después de su nacimiento como tal, la civilización faraónica sigue dando mucho que hablar. Doctor y profesor de Historia Antigua, José Ramón Pérez-Accino cautivó ayer al público con un ameno y didáctico relato sobre el antiguo Egipto, la egiptología, el proyecto arqueológico que dirige en la necrópolis de Tebas -actual Luxor y durante muchos años capital del país- y sobre el legado que ha dejado en el mundo occidental aquella tres veces milenaria civilización. Organizado por el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS y presentado por su coordinadora, Mercedes de Soignie, el acto se celebró en Centro de Servicios Universitarios, cuyo aforo se quedó escaso. Muchos tuvieron que seguir la charla de pie.

«Para que a los egiptólogos se nos oiga tenemos que hablar de momias, y entonces aprovechamos para contar otras cosas. Occidente no es consciente de hasta qué punto la religión cristiana descansa sobre la del antiguo Egipto. Algunos de sus aspectos centrales, como la salvación o la eucaristía ya estaban presentes en la cultura faraónica. La salvación llegaba por parte de Horus, cuyo padre, Osiris, había muerto tras sufrir pasión, y la divinidad se ingería en forma de pan. Su madre, Isis, también había sido concebida de forma inusal, y se la representaba con su hijo sentado sobre ella o llorando su muerte», dijo con alusión directa a algunas escenas iconográficas del cristianismo, como La Piedad.

'Egiptología. Más allá de momias, tesoros y maldiciones'. El título respondía a la imagen que aún hoy en día pervive de la antigua civilización faraónica, desaparecida en las tinieblas de la historia hasta que en 1798, durante la invasión francesa de Egipto, comandada por el entonces aún general Napoleón, se descubrió la piedra Rosetta, un fragmento de una antigua estela egipcia inscrita con un decreto publicado en Menfis en el año -196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V.

«Para los egipcios el busto de Nefertiti no tenía valor. Se encontró porque lo tiraron» «El descubrimiento de la tumba de Tutankamon generó en Occidente un 'revival' egipcio»

Fue el detonante de la egiptología, que nacería años después a raíz de que en 1822 el francés Champollion descifrase el jeroglífico. Si entonces Egipto se puso de moda, a partir de 1922, año en que el británico Howard Carter descubrió y excavó la tumba del Tutankamon, fue un boom. «Occidente vivió un auténtico revival faraónico en todos los aspectos, desde la cosmética hasta la cinematografía», y la muerte de dos de los miembros del equipo de Carter «alimentó aún más esa leyenda de momias y maldiciones».

La investigación del equipo de la Universidad Complutense que Pérez-Accino dirige en Luxor se centra precisamente en un conjunto de momias reales pertenecientes a faraones de las dinastías XVIII y XIX. Entre ellas figuran las de algunos de los más conocidos, como Amenhotep, Tutmosis II, Tutmosis III, Tutmosis IV, Seti I o Ramsés el Grande, que grosso modo reinaron entre los años -1500 y -1200.

Misterioso traslado

Sin embargo no fueron inicialmente enterrados allí, sino en el cercano, casi pared con pared, Valle de los Reyes. El traslado se realizó en torno al año mil. Si hasta ahora todas las teorías se centraban en que el motivo había sido esconderlas -de hecho la zona se conoce como el Escondrijo de las Momias Reales- para evitar el saqueo, la investigación apunta a que no fue así. «La tumba tenía elementos exteriores, y el camino hacia ella esta repleto de grafitos escritos con sílex. No parece una buena forma de esconder nada. Estamos en condiciones de argüir que había otras razones, pero aún no podemos desvelarlas», manifestó para desaliento del público.

Pérez-Accino también habló de la popular imagen de la reina Nefertiti (1370 a. c.-1330 a. c) y de su espeso Akenaton, el rey hereje, padre de Tuntankamon. «Murió en el trono, no se sabe muy bien si solo o con ayuda. Hay una momia sin rostro que podría ser la suya, pero no se sabe», dijo al respecto. En cuanto a Nefertiti, se refirió a su mundialmente conocido busto, hallado por los alemanes en torno a 1914 y expuesto en 1924, en pleno 'boom' de lo egipcio. «Para nosotros es una obra culmen, pero para los egipcios no valía nada. Si se encontró fue porque lo tiraron. No era más que un modelo hecho para que otros escultores pudiesen copiar la imagen de la gran esposa real sin que tuviera que posar», desveló Pérez-Accino

Parra satisfacción del público, antes de cerrar su intervención mostró su plena disposición a regresar en un futuro al Aula de Cultura para desvelar el misterio del Escondrijo de las Momias Reales.

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