Juan Carlos Román

Olivier Longué, en Avilés: «La ayuda internacional debe repensar sus objetivos para suplir la merma de fondos»

El que fuera CEO de Acción contra el Hambre durante treinta años, Olivier Longué, pide en los cursos de La Granda proyectos que garanticen resultados

Ruth Arias

Avilés

Miércoles, 20 de agosto 2025, 20:14

Las organizaciones dedicadas a la cooperación internacional se encontraron a principios de verano, y casi de la noche a la mañana, con el cierre de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, una promesa electoral de Trump. Esta agencia representaba alrededor del 40% del presupuesto global de la ayuda internacional, como explica Olivier Longué, consultor en estrategia internacional y antiguo CEO de Acción contra el Hambre. «Ha sido un golpe muy fuerte», aseguró este miércoles en los Cursos de La Granda, en Avilés.

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El dinero para cooperación, recuerda, se ha reducido mucho desde la pandemia, ya que muchos estados, entre ellos Italia, Francia o Alemania, han decidido dedicar esos fondos a proyectos internos, ahora enfocados en el rearme de Europa. Son recortes, además, que «no pasan factura política, porque la gente entiende que hay necesidades en el propio país». Sin posibilidad de compensar ese dinero que ya no llega desde los Estados Unidos, Longué plantea «repensar los objetivos para que sean más abarcables y que se puedan medir de manera más clara» para poder reenfocar la ayuda a asuntos «menos complejos».

Así, considera que «el mundo de la cooperación internacional tiene que pensar en cómo hacer que esta ayuda sea más efectiva y produzca mejores resultados y estos sean tangibles». Longue asegura que «en el momento en el que se puede ver y cuantificar la utilidad de la cooperación, esto ayuda mucho a la generosidad, tanto de las administraciones como de los donantes privados»

Valora que los programas de cooperación internacional están obteniendo muy buenos resultados en campos como el de la salud o la educación. «Enfermedades como la viruela, la poliomelitis o el sarampión están prácticamente erradicadas», asegura. Ha mejorado la esperanza de vida y se ha reducido la mortalidad infantil o al de las mujeres en el parto. También han funcionado los programas de educación, sobre todo la de las mujeres.

Longué también denuncia el «doble castigo» que sufre la población de algunos países que apenas reciben ayuda internacional porque se trata de dictaduras a las que los países occidentales prefieren no aportar fondos como castigo. Es lo que ocurre, por ejemplo, en Afganistán. Y más allá de tragedia de Gaza, donde ahora mismo está puesta la mirada de Occidente, él llama la atención de países olvidados como Sudán, donde «hay unos veinte millones de personas en riesgo de hambruna», el Congo o Yemen. «Apenas se habla de ellos», lamenta.

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