Rodrigo Cuevas enciende San Agustín

No hubo restricciones ni medidas de seguridad que anoche pudiesen empañar el primer gran espectáculo musical de las fiestas de San Agustín más peculiares que se recuerdan. Rodrigo Cuevas se subió al escenario del centro Niemeyer en una noche perfecta para disfrutar en directo de la música, el descaro y el desparpajo del artista asturiano, que vive un momento profesional muy dulce y anoche se volvió a reivindicar como uno de los referentes musicales con más carisma de toda Asturias.

El primer gran espectáculo de las fiestas se desarrolló sin incidentes, con estrictos controles de aforo -las sillas se situaban de dos en dos- y temperatura en los accesos, localidades agotadas por las distancias de seguridad y setecientas personas que disfrutaron del show sentadas, pero con la misma ilusión y ganas de pasarlo bien que cuando podían bailar y saltar bajo el escenario.

Las sillas al aire libre se fueron llenando desde una hora antes del espectáculo, con alguna queja por el cierre de la cafetería.

«Buenas noches, Avilés. Sé que venís aquí para salir con un subidón, pero eso ye cosa del pasado, vengo a hundiros a la miseria, vengo a poneros la realidad delante de vuestros ojos y es dura. Pero también quiero engatusaros y que entréis conmigo en el trópico de Covadonga, un punto en el que entras cuando oyes a un vieyo cantar o ves bailar a alguien un baile popular», gritó Cuevas desde el escenario a su público tras comenzar el concierto cantando.