«Aunque ha habido ruido de día, se ha podido descansar por la noche. El nivel ha sido soportable»
Los horarios de cierre de los puestos se cumplieron y ahora habrá que decidir si el festival continúa en el mismo emplazamiento
Era la principal preocupación de la organización del Festival de la Cerveza: controlar el nivel de ruido. La cruzada puesta en marcha por la asociación Avilés contra el Ruido tanto contra el excesivo número de celebraciones emplazadas en la Pista de la Exposición como el nivel de decibelios que generan no ha caído en saco roto y ha provocado que este año se haya adelantado el cierre de los puestos para garantizar el descanso nocturno del vecindario. Tan en serio se lo ha tomado la organización que todos los días han medido con un sonómetro los niveles a distintas horas y han registrado las cifras. El resultado, con matices, ha sido satisfactorio. Aún así, el Ayuntamiento (la administración que cede el espacio para la celebración del festival) sabe que tiene que tomar una decisión difícil: mantener o no el emplazamiento del festival.
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«Los horarios se han cumplido y el ruido ha sido más soportable. Ha habido días mejores y otros peores. El problema es que pese al cierre de las casetas, la gente siguió en la pista y ese gritería se escuchaba, aún así reconocemos una mejora significativa», valoran desde una asociación que insiste en aclarar que no están en contra de las fiestas sino en su emplazamiento en el centro de la ciudad, impidiendo principalmente el descanso nocturno. Hasta ahora un número importante de fiestas se venían celebrando en la Pista de la Exposición, pero desde su irrupción ya ha habido algunos cambios.
«Hemos intentado diversificar los espacios porque reconocemos que la pista tenía mucho uso todo el año. El concierto de las fiestas de El Bollo fue en la plaza de Pedro Menéndez, el Antroxu siempre es en el Ayuntamiento y el Intercéltico se ha trasladado este año a El Muelle», resume la concejala de Festejos, Yolanda Alonso, que evita manifestarse sobre un futuro cambio del festival. «Es cierto que se llegó a poner sobre la mesa, pero las ferias y mercados corresponden a otra concejalía», manifiesta. No obstante, recalca que ellos también están vigilantes para garantizar el derecho al descanso del vecindario. «Hemos intentado controlar los horarios en todo lo que hemos programado por San Agustín», subraya.
Reconoce que la polémica entre ruido y fiestas es difícil de resolver porque «generan actividad económica, colectividad y alegría en la gente, que siempre es importante», pero, claro, conllevan un precio alto cuando se llevan a cabo en el centro de la ciudad. Y si bien hasta ahora nadie había levantado la voz, ahora los afectados se han organizado y cada vez suman más adhesiones.
Hugo Martínez tiene claro que este año se ha conseguido moderar el ruido que genera el festival y por eso espera que se sea indulgente con un certamen asentado en el calendario festivo de agosto.
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