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Afirma Noemí Álvarez Vázquez (Avilés, 1992) que las manos son una de las estructuras más complejas del cuerpo y, además, «nos hacen ser quienes somos ... y son lo que nos conecta al mundo y nos define». «Nos expresamos con las manos. Si perdemos esa capacidad, perdemos gran parte de nuestra capacidad de comunicarnos», reflexiona desde una convicción que permite entender por qué, tras haberse formado como terapeuta ocupacional, se especializó en terapia de mano.
«Es una hiperespecialización», matiza desde su clínica Reconecta Rehabilitación, que abrió hace cuatro años en el centro de empresas La Curtidora de Avilés y que ahora busca a un nuevo trabajador especializado en cervical y hombro. Eso es lo que define a su espacio, que cada una de las profesionales está enfocada en una parte muy concreta. Y a ella le gusta tratar manos.
Recalca que se basan en «hechos y mediciones» y nunca da falsas esperanzas. «No buscamos milagros y, en función de la afección, tratamos de hacer ver al paciente que tiene que desconectarse de su yo anterior y conectarlo a su nueva realidad», afirma con la misma seriedad con la que la describen sus pacientes.
«A todo el mundo le gusta hablar de los casos de éxitos, y está muy bien, pero habría que definir qué es el éxito. ¿El éxito es estar como antes? El sistema se puede regenerar, pero volver a tener una mano igual de funcional no siempre se consigue. Igual esa mano ya no es funcional, pero se puede utilizar en el día a día de manera adaptada», defiende.
A su clínica llegan muchos tipos de problemas. Ahora, señala sorprendida, están llegando muchos pacientes con secuelas tras sufrir un ictus. Pero sobre todo identifica tres motivos principales de consulta: dolor, rigidez e inestabilidad. Noemí se enfoca en la mano con problemas traumáticos como consecuencia, por ejemplo, de cortes de tendones, que provocan que se junte la palma de la mano, o dedos rígidos después de una operación quirúrgica o la incapacidad para mover una mano a pesar de intentarlo. La casuística es variada, pero lo que tiene muy claro es su precisión diagnosticando. «En mano traumática, sé rápido lo que te pasa y no me gusta hacer perder el tiempo», afirma.
Son muchos los problemas que pueden alterar la función: quemaduras, amputaciones, problemas de nervios, fracturas,… Todo eso conlleva un impacto funcional importante, pero «mi objetivo es que la gente sepa que la terapia de la mano existe y que podemos ayudar». Cada vez más personas lo saben. Tienen pacientes de Huesca, León, Cantabria,… «En algunos sitios no hay este tipo de terapia y yo soy activa en redes, se nos da bien generar confianza», explica, pero lo cierto es que les llegan muchos pacientes derivados de cirujanos plásticos y de otros profesionales como fisioterapeutas, psicólogos y logopedas.
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