Toneladas de comida y solidaridad
Fraternidad de Francisco. Cincuenta voluntarios trabajan las veinticuatro horas del día para ayudar con alimentos a cientos de familias que lo necesitan
ALEJANDRO L. JAMBRINA
Lunes, 11 de mayo 2020, 01:15
Son las nueve en punto de la mañana y en ese momento Iván Gantes, uno de los más de cincuenta voluntarios que colaboran con la Fraternidad de Francisco, espera junto a su coche en la calle Las Artes para recoger un lote de alimentos perecederos donados por la Fundación Alimerka. Solo es la primera parada del día, durante la siguiente hora recorrerá otros tantos supermercados de la ciudad para llenar su vehículo particular de comida que después descargará en el local de la orden franciscana seglar , ubicado en la calle Ruiz Gómez, una zona popularmente conocida en Avilés como Cabeza de Caballo.
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Desde que empezó la crisis sanitaria del coronavirus con la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo, cada día la Fraternidad de Francisco ayuda a unas veinte familias diferentes con dificultades socioeconómicas llevándoles alimentos a sus hogares o entregando en su sede menús para personas en situaciones de vulnerabilidad. «Este siempre ha sido un espacio de acogida y cercanía, pero cuando empezó esta pesadilla tuvimos que tomar la difícil decisión de cerrar nuestras puertas y cambiar nuestra forma de ayudar, implementando un robusto protocolo de actuación que garantice la seguridad alimentaria a las familias más vulnerables de Avilés», explica Agustín Albuerne, presidente de la orden franciscana seglar en la que actualmente colaboran unos cincuenta voluntarios, «aunque por motivos de seguridad solo hay activas dieciséis personas organizadas en turnos para evitar el contacto entre ellos», puntualiza Albuerne sobre los cambios que la pandemia han obligado a hacer en la organización de las labores sociales de la entidad.
Más necesidades
Estas últimas semanas en la Fraternidad de Francisco han observado un notable repunte de las personas que necesitan ayuda al encontrarse en situaciones complicadas derivadas de la crisis sanitaria. «Antes de la crisis ayudábamos a unas trescientas familias y ahora se han duplicado.», dicen.
«Son personas que han caído en graves problemas y están en riesgo de exclusión o gente que estaba trabajando sin derecho a prestaciones y muchos autónomos que viven una gran incertidumbre», destaca el presidente de la orden franciscana seglar.
El volumen de ayuda no para de aumentar cada día y eso hace que las jornadas de trabajo sean frenéticas para los voluntarios. Se trabaja desde primera hora de la mañana para recoger alimentos, hacer repartos, organizar los lotes, preparar más de ochenta menús al día y atender llamadas telefónicas las veinticuatro horas.
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«Está siendo bastante duro porque la gente lo está pasando realmente mal y nos llegan historias muy difíciles de gente que está durmiendo en sus coches o que no pueden salir a la calle ni siquiera a buscar comida. Por suerte, estamos observando que hay una fuerte renovación en el voluntariado». Y es que, según cuenta, se han acercado en estos días muchos jóvenes a esta entidad para ayudar. Son «profesionales jóvenes en situación de ERTE que en vez de quedarse en sus casas nos ofrecen su tiempo y disponibilidad para ayudarnos», agradece Albuerne.
Cualquier ayuda es bienvenida y se suma a las muchas donaciones espontáneas que la Fraternidad de Francisco recibe a diario por parte de particulares, pequeños comercios, el Banco de Alimentos, la Fundación Alimerka o entidades locales como la Cofradía del Colesterol o el Rotary Club.
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Otro de los negocios locales que está ayudando a la Fraternidad de Francisco en estos momentos de dificultades es el restaurante Yume, que cada día recoge en los almacenes de la orden los alimentos donados y con ellos prepara en torno a cuarenta menús calientes que les devuelven a la hora de comer.
«Prestar ayuda es muy importante para nosotros y en cuanto empezó todo esto buscamos la manera de colaborar, al menos conseguimos que todas esas personas coman caliente cada día», explica la propietaria de Yume, Iratxe Miranda.
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Ha sido una manera también de reinventarse en esta crisis y utilizar sus medios por una buena causa, «hemos tenido que estar cerrados al público, pero nos alegramos de que nuestras cocinas siguiesen dando de comer a quienes más lo necesitan en este momento tan difícil», recalca Miranda.
Cooperación y seguridad
El trabajo a pie de calle está siendo más importante que nunca. Los voluntarios ponen sus propios medios y vehículos a disposición de la Fraternidad de Francisco y trabajan varias horas al día sin esperar nada a cambio. Pero los equipos de trabajo que se quedan en el local también son fundamentales en la cadena de cooperación que la orden seglar ha tejido para hacer llegar su ayuda a quienes el virus más ha golpeado no sanitariamente sino en su economía.
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Son mujeres y hombres de todas las edades y con nombres propios que se reparten las tareas y se ocupan de que la maquinaria funcione como un reloj y de forma segura. Carmen, Jose y Luisa se suelen ocupar del primer turno de voluntariado, el de las nueve de la mañana. Gestionan las labores de recepción, registro y clasificación de las diferentes donaciones que reciben, preparan los lotes de alimentos para su envío a domicilios, los menús diarios y se encargan de clasificar los alimentos que se distribuirán en el segundo turno, el que arranca a las once y media.
«De cerrar la mañana se suelen ocupar Graciela y Marita, que entregan presencialmente en la Fraternidad los lotes de alimentos a las familias que previamente se citan por teléfono. Al cierre del turno se ocupan de la limpieza y desinfección exhaustiva del local, uno de los protocolos de seguridad que seguimos estos días con la ayuda del propio Ayuntamiento, servicios sociales y la Policía Local», recalca Albuerne.
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Las cosas han cambiado mucho en cuestión de semanas. La sede de la calle Ruiz Gómez ya no se llena cada día de gente que busca un sitio caliente donde pasar la tarde en buena compañía, pero sigue siendo un hogar para cientos de avilesinos «y pronto podrán volver a estar con nosotros».
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