La tramitación de licencias urbanísticas nota la pandemia y sufre un retroceso en el último año

Así, el pasado año, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Avilés, el número total de licencias es de 1.571, un trece por ciento menos respecto a las 1.806 de 2019. Este es el ejercicio que comienza a tomarse como referencia en el impacto de la pandemia ya que es el único año completo sin ningún tipo de restricción hasta el inicio de las primera medidas contra la covid en marzo de 2020.

Con todo, si se buscase la referencia de 2020, la cifra del pasado año también es inferior, ya que ese año se gestionaron 1.604 licencias, con lo que 2021 representa una disminución sobre esas cifras. De hecho, el número de licencias en 2021 se encuentra por debajo de 2016, con lo que se convierte en el peor registro sin incluimos del lustro previo. De esta manera, es fácil comprender el impacto que ha tenido la crisis en la economía local y la recuperación que aún queda pendiente.

En el desglose de los tipos de licencias, sólo se produce un incremento en una de ellas: la de terrazas, lo que se debe a la nueva normativa municipal. Tras su aprobación, las licencias concedidas con la anterior reglamentación quedaban caducadas, lo que obligó a los hosteleros a solicitar una nueva autorización. Así se explican las 146 licencias de terrazas hosteleras aprobadas en 2021. La cifra supera ampliamente los datos del lustro previo cuando el promedio de licencias de terrazas se acercó a las 41. Desde 2016, el mejor año fue 2018, cuando se concedieron 86 licencias para esta actividad. Así se puede contextualizar una cifra que se explica por el cambio de normativo más que por la situación económica.

La evolución de las cifras de licencias evidencia que 2020 no fue el peor año de la crisis, sino que la tendencia de la economía permitió aguantar y, de hecho, crecer en algunos apartados como en la apertura de nuevos negocios. Los daños comenzaron a hacerse más visibles en 2021, cuando se ha notado un retroceso en casi todas las actividades.

Así lo vemos en la tendencia de las aperturas y los cambios de titularidad, dos autorizaciones vinculadas al inicio de una nueva actividad económica. Así, después de un pequeño bache entre 2016 y 2017 al pasar de 124 a 109, el número de licencias de apertura aumentó en 2018 hasta 138. Al año siguiente se redujo en dieciocho hasta 120 y, en 2020, se disparó hasta 203. Sin embargo, el pasado ejercicio la cifra registró un bajón importante y se redujo casi a la mitad hasta las 110, es decir un descenso de 93 después de que en el primer año de la crisis aumentasen en 83 las aperturas.

La explicación es sencilla, puesto que esos permisos necesitan no sólo de una tramitación, sino de una gestión previa en la organización de la actividad que siempre viene de años anteriores. De ahí que los 203 permisos concedidos en el primer año de la crisis no respondiese a negocios creados en ese año, sino que venían arrastrados de ejercicios previos. Y, nuevamente, queda por ver la tendencia en el presente ejercicio, del que aún no hay datos disponibles.

La misma explicación cabe para los cambios de titularidad, con el matiz de que, en el año previo a la crisis de la covid, ya habían comenzado a descender.

Así se pasó de 157 en 2016 a 183 al año siguiente. En el ejercicio de 2019 se volvió a registrar un aumento y alcanzaron los 197. Sin embargo, en 2019, comenzó el descenso. Ese año se registraron 151. En 2020, siguió contrayéndose, aunque por encima del centenar: 131 cambios. Nuevamente, 2021 volvió a ofrecer el peor registro del periodo analizado con 95.

Nuevamente, la necesidad de gestionar el cambio de titularidad (ver el negocio en cuestión, financiar los costes de la operación) puede explicar esa demora en la repercusión en la vida administrativa de lo que sucede en la vida real.

El único matiz a este argumento es la evolución en los cambios de titularidad de los bares, que en 2020 solo fueron 37 y, en 2021, 51. Son cifras, sin embargo, menores a los años previos como lo vemos en los 94 de 2018; los 79 de 2019 o los 70 de 2016.

Con todo, el impacto de la crisis no fue igual en todos los sectores. Las licencias para llevar a cabo obras de reforma está siendo capaz de mantener la actividad en el sector de la construcción. Figuran dentro del apartado de viviendas y se mantienen altas, aunque también han venido registrando descensos. Así, en 2019, se tramitaron 955 licencias de reforma, de las 263 fueron en interiores de viviendas no protegidas y 332 se tramitaron por el procedimiento abreviado. En 2020, el número de reformas se redujo a 870 y, al año siguiente, también disminuyó a 784, siendo el más bajo desde 2016.

Con todo, aumentaron de manera significativa los trámites abreviados al pasar de 332 en 2019, a 362 en 2020 y 481 en 2021, un importante ascenso que se debe al incremento de la demanda de pequeños arreglos en las en las viviendas tras las necesidades detectads durante el confinamiento de 2020.